miércoles, 21 de marzo de 2007

La psicoterapia es ciencia.

La psicoterapia es la aplicación de los conocimientos científicos desarrollados por la psicología para resolver los problemas de las personas que buscan ayuda profesional. La ciencia se fundamenta en hipótesis que deben ser puestas a prueba, Popper denomina a esa característica: "falseabilidad". Por lo tanto, la ciencia no se ocupa de plantear certezas absolutas, sino verdades que se acercan a los fenómenos que trata de explicar. El conocimiento científico requiere, pues, de la permanente investigación que ponga a prueba sus descubrimientos. Otra característica imprescindible del método científico, es que sea posible la predicción, es decir, que ante el planteamiento de sus hipótesis, sea posible disminuir los márgenes de error de las consecuencias de un determinado hecho. Un excelente ejemplo es el caso de la esquizofrenia. Hace no más de cincuenta años, se seguía debatiendo su etiología, existiendo dos posturas antagónicas: aquella que establecía la causa en el entorno familiar, y la que sostenía una causa biológica. Consecuencia del debate fue el dogmatismo de ambas posiciones, la primera negaba el auxilio farmacológico y la segunda de la psicoterapia. Se llevaron a cabo muchas investigaciones para evaluar la eficacia de la psicofarmacología y la psicoterapia, demostrándose que los síntomas (principalmente los positivos), podían ser controlados con neurolépticos, mientras que la psicoterapia no lo conseguía. Los avances tecnológicos de las neurociencias, la precisión de los estudios biopsicológicos y el notable desarrollo de la ingeniería genética, demostraron que la esquizofrenia es resultado de un deterioro bioquímico relacionado con la producción de dopamina, concomitante a un deterioro neurofisiológico de las regiones pre frontales del cerebro.
La psicología cognitiva, por su parte, descubrió la baja tolerancia al estrés presente en los esquizofrénicos. Las consecuencias de estas investigaciones derivaron en que la esquizofrenia deje de llamarse como tal y sea sustituida por el término "síndrome dopaminérgico" (ver noticia de la BBC del 10 de octubre del 2006). La psicoterapia del paciente esquizofrénico actualmente está centrada en el asesoramiento de la familia (Anderson, 1986), la prevención del brote psicótico a través del manejo de los estresores (Ballack y Mueser, 1986).
Continúa la incansable búsqueda de bloqueadores dopaminérgicos desarrollada por incontables laboratorios. Otro caso interesante, es el referido a la psicoterapia familiar aplicada a los trastornos de alimentación propuesta por Mara Selvini-Palazzoli. Esta insigne terapeuta italiana, demostró la eficacia de sus técnicas durante la década de los ochenta; sin embargo, el seguimiento de los casos demostró que solamente en la minoría de ellos, los efectos de la terapia fueron permanentes. Selvini-Palazzoli y su equipo de investigación en Milan pusieron en tela de juicio las técnicas empleadas inicialmente. Encontraron que las intervenciones sólo eran beneficiosas para cierto tipo de personalidades y no para otras. Como consecuencia, revisaron su proceder y recomendaron la importancia del diagnóstico diferencial - principalmente en lo referente a la estructura de personalidad- antes de indicar la aplicación de la terapia familiar (Selvini - Palazzoli y otros, 2000). Uno de los trastornos más investigados ha sido el de la depresión, los estudios acerca de la eficacia de la psicoterapia de la depresión, demuestran que tanto la terapia cognitiva comportamental como la terapia de pareja son las mejores (Jones y Asen, 2004). El psicoterapeuta debe estar debidamente informado acerca de los avances científicos de la psicología básica para que pueda actualizar su praxis, ofreciendo a sus pacientes aquellas alternativas más seguras para la solución de sus problemas. Las "escuelas" de psicoterapia se han ocupado en defender a raja tabla sus postulados, muchos de ellos imposibles de ser sometidos a la falseabilidad, convirtiéndose en crisoles de ideas dogmáticas dirigidas al gobierno del conocimiento en beneficio de sus maestros y discípulos. Aun sobreviven modelos arcaicos consecuentes de elucubraciones que tienen más que ver con la problemática personal de sus creadores que con la evidencia de los fenómenos a los cuales pretenden explicar. Las personas desesperadas pueden caer en manos de psicoanalistas y humanistas sin conocimientos acerca de los avances actuales de la ciencia psicológica, entorpeciendo, o peor aún, destruyendo la vida de sus clientes. Es interesante observar que los terapeutas formados en escuelas psicoanalíticas o humanistas, después de tomar conciencia de la ineficacia de sus técnicas terapéuticas, recurrieron a educarse en otras líneas terapéuticas (v.g. sistémica, cognitiva, comportamental, etc.), resolvieron abandonar sus dogmas y propusieron modificaciones a sus teorías, y en otros casos renunciaron definitivamente a sus creencias insostenibles. Es posible comprender el desatino de aquellos profesionales que no tuvieron la oportunidad de renovar sus estudios, ya sea por apasionamiento sectario o por la falta de oportunidades. Pero lo que resulta inadmisible es que existan profesionales de la salud mental dedicados a propagar falsas ciencias a nombre de la psicología. No es posible que callemos ante la proliferación de charlatanes. Muchos pacientes llegan a mi consulta después de haber recurrido a "psicólogos" regresionistas, homeópatas, energitizadores, etc. Me he enterado de la existencia de sofisticadas técnicas capaces de resolver autismos, psicosis, depresiones crónicas, etc., a través de ciertos aromas (flores de Bach), masajes corporales (Reiki), conversaciones con los muertos (espiritismo), encuentros "espirituales" con el Shai Baba, y otras patrañas. Se han difundido estupideces como la cienciología, iridiología, método de control mental Silva, programación neurolingüística, niños índigo, rebirthing, efecto Mozart, y otras. Hay los que creen que Deepak Choppra y John Grinder hacen ciencia, y que Shai Baba y Osho son la máxima expresión de la espiritualidad. Sin considerar las ingentes cantidades de dinero que los han enriquecido utilizando a las personas ignorantes y desesperadas que compran sus libros, amuletos y cursos sin formular ni un solo cuestionamiento. Los psicoterapeutas científicos estamos en la obligación de alertar sobre el abuso de nuestra condición profesional y demostrar a través de la investigación la eficacia de nuestro conocimiento. Es inadmisible que los psicólogos nos prestemos a la divulgación de las falsas ciencias, las cuales dañan el avance de la psicología y destruyen la vida de aquellos que ingenuamente siguen pensando que el psicólogo ha sustituido a los chamanes. Referencias: Selvini, M. 1990 Crónica de una investigación. Barcelona: Paidós. Selvini – Palazzoli, M., Cirillo, S., Selvini, M., Sorrentino, A.M. 2000 Muchachas anoréxicas y bulímicas. La terapia familiar. Barcelona: Paidós Jones, E., Asen, E. 2004 Terapia sistémica de pareja y depresión. Bilbao: Desclée de Brouwer. El retorno de los charlatanes. Web disponible en: http://charlatanes.blogspot.com/2004/03/otra-exprimida-al-cuento-de-la.html Anderson, C. M. , Reiss, D., Hogarty, G. 1984 Guía de esquizofrenia y familia: una guía práctica de psicoeducación. Buenos Aires: Amorrortu BBC Noticias. 2006 Esquizofrenia: un nombre obsoleto. Web disponible en: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_6036000/6036855.stm