¿Conoces alguna pareja que no es capaz de romper la relación
a pesar del daño que se ocasiona el uno al otro? ¿Retornan para volver a
terminar? En casos de matrimonios, encuentran en el divorcio una aparente
solución; sin embargo se convierte en un gran problema, aún divorciados son
incapaces de separarse.
De por sí la vida de esas parejas es un tormento, pero lo es
más para las personas que les rodean, sobre todo si son los hijos. Debido a esa
incapacidad de dejarse o juntarse, involucran a terceros para mirar hacia otro
lado que no sean los ojos de quien dicen amar. ¡Son los agujeros negros de las
relaciones humanas! Nadie escapa a su vacío.
Las consecuencias son destructivas, la violencia no tarda en
aparecer, creándose la ilusión que el problema que tienen es pelear. Se afanan
en dejar de lado el maltrato con la esperanza de erradicarlo para ser felices.
No lo logran, la violencia es un distractor del verdadero conflicto: la
incapacidad de amar y recibir el amor del otro.
Mutuamente reclaman afectos infantiles: protección y
reconocimiento. Lamentablemente ninguno los recibió en su infancia. Definen el
amor de manera romántica: lo consideran un sentimiento. Pueden ser tiernos y
apasionados pero son incapaces de construir una relación amorosa, están
enamorados de la imagen del otro.
Esa imagen la construyen a partir de la idealización del
romance, esperan una persona perfecta de quien recibirán incondicionalmente
aquello que magnificaron en su infancia, ¡pero que no recibieron! Por lo tanto,
aunque el otro se prodigara en proteger o reconocer, son ineptos para darse
cuenta porque no tienen un referente que les permita identificar lo que creen
necesitar.
Ambos miembros de la pareja están con el mismo afán, dos
seres humanos incompletos esperando ser colmados por el otro. Es el principio
de la media naranja. La definición irracional del amor: creer que existe en
algún lugar del planeta la persona que nació para darme completitud. A este
tipo de relación le denominamos “colusión”.
La colusión es un término del ámbito legal que hace
referencia a dos instituciones o personas que se ponen de acuerdo para
perjudicar a un tercero. El psicoanalista suizo Jürgen Willi (nacido en 1945)
introdujo el concepto para explicar el por qué estas parejas continuaban
asistiendo a terapia a pesar de que no se producía ningún cambio en la
relación. Lo peor de todo es que terminaban colocándose en contra del
terapeuta.
El amor es una construcción entre dos personas completas,
generalmente diferentes la una de la otra, sexualmente, culturalmente,
históricamente, etcétera. El enamoramiento es una mera casualidad, no tiene
nada que ver con Cupido ni con el destino, podemos enamorarnos de cualquiera.
La clave del amor no es que la pareja se guste, sino que sepan ambos construir
un vínculo para la convivencia. Amar es aceptar al otro como un ser distinto de
uno mismo. Las personas inmaduras pretenden cambiar a su pareja, hasta que se
cansan y desencantan, luego no les queda más remedio que aceptar al otro o
terminar la relación.
Las parejas colusionadas
no pueden desprenderse de las expectativas infantiles con las que construyen su
concepto de amor, están convencidas de que el amor los hará felices, pretenden
con certeza que es su pareja la inepta de amarlos. Generalmente se asume una
relación donde uno se coloca en la posición parental y el otro en la filial.
En algunos casos se genera dependencia en otros, terror. Los primeros hacen referencia a una
persona que se coloca en posición de desvalida y la otra asume una postura
maternal, la base de la relación es el cuidado. En los segundos, uno funge de
víctima y el otro de verdugo, el vínculo se fundamenta en la obediencia.
En ese espectro de relaciones colusionadas que van de la
protección al castigo, existen otras que se basan en la admiración, la perfección
y la seducción. Todas ellas enmarcadas en el infierno de la violencia y la
tragedia.
¿Cómo salir de una relación tan enferma? Es muy difícil
porque ninguno de los miembros de la pareja es consciente de su irracionalidad,
dramáticamente quienes les rodean se dan cuenta del daño que se hacen. Sin
embargo la pareja es incapaz de reconocer su lazo destructivo, están
enceguecidos por sus ilusiones y el afán de cambiar al otro. La psicoterapia de
pareja es una opción, acuden a ella generalmente por los problemas que han
ocasionado en sus hijos, a mayor complejidad de la colusión más graves son los
trastornos: anorexia, drogadicción, depresión, etcétera.
Es más factible darse cuenta de aquellas personas que buscan
su complemento para colusionar, se las debe evitar antes de verse involucrados
en juegos peligrosos. Se presentan con actitudes benefactoras, hábiles en el
consuelo o en deslumbrar, sin conocerte rápidamente ofrecen la luna y las
estrellas, al inicio de la relación manifiestan celos o arranques de violencia
en su entorno. Pueden expresar altos niveles de pasión y ser excelentes amantes
sexuales o producir con facilidad sentimientos de compasión. Tienden a pensar,
sentir y decidir por el otro, no consultan, actúan y se enojan si lo que
pensaron no es reconocido como fidedigno.
Cuando pretendes romper la relación, manifiestan un sinfín de
recursos para no ser abandonados, muchos son maestros para culpabilizar.
Definitivamente son personas manipuladoras. Harán de todo para absorberte,
jamás estarán de acuerdo con tu mundo, lo descalificarán de todas las maneras
posibles, quieren ser únicos o únicas. Incapaces de empatía impondrán lo que
consideran que es bueno para ti. El enganche es la sensación de poder que
producen, ya sea al admirarles o al sentirse muy protegida, a ello se suma la
probabilidad del buen sexo.
¡Huye antes de involucrarte con alguien así!
1 comentario:
Hello...
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