martes, 15 de noviembre de 2016

Lógica relacional en psicoterapia



LÓGICA RELACIONAL EN PSICOTERAPIA
Por: Bismarck Pinto, Ph.D.

La filosofía empieza con el asombro. Y, al final, cuando el pensamiento filosófico ha hecho su mejor intento, el asombro permanece.
Alfred North Whitehead
Si la empatía se relaciona con la conmoción, la teoría de la mente lo hace con el pensamiento. Se trata de pensar cómo el paciente piensa. Nuestro cerebro es capaz de anticipar la conducta de los demás, es un órgano con la capacidad de anticiparse a los hechos. La teoría de la mente (ToM) hace referencia a la capacidad para comprender y predecir la conducta de otras personas, sus conocimientos, sus intenciones y sus creencias. Se trata de una habilidad hetero-meta-cognitiva, en el sentido de un sistema cognitivo que toma cuenta del contenido de otro sistema cognitivo diferente de aquél. Es una especie de cognición social, al hacer referencia a la construcción hipotética del pensamiento ajeno a partir de la interacción dialógica.
El pensamiento es el responsable de organizar las estrategias cognitivas para resolver problemas. Su instrumento es la lógica. Parafraseando a Wittgenstein: el mundo no tiene lógica, la lógica está en nuestro cerebro. La hipótesis de Whorf indica que existe relación entre la gramática del lenguaje y la forma en que la persona conceptualiza el mundo. De ahí el vehículo para crear las hipótesis de la lógica del paciente se encuentra en la manera cómo habla.
Si partimos de una de las premisas fundamentales del enfoque sistémico: aprender el lenguaje del paciente; es deducible el pensar como el paciente piensa. Dicho de otra manera, ser capaces de ordenar el mundo como el paciente lo ordena. El cerebro humano tiene la mala costumbre de ordenar la realidad según sus categorías cognitivas, por ello el afán de clasificar.
En un estudio antiguo llevado a cabo en Uzbekistan por Luria, éste observó que las personas organizan su realidad influenciadas por el contexto cultural. Pidió a jóvenes y viejos la clasificación de lanitas de colores. Los jóvenes las ordenaron según el color base, por ejemplo, separaron verdes de amarillas, colocaron en las verdes aquellas con esa tonalidad y en amarillo las con tono amarillo. Los viejos en cambio tuvieron otro criterio de ordenamiento, juntaron amarillas con verdes indicando que son los colores de ciertas hierbas durante el verano y luego en el otoño.
Por lo tanto la lógica no condice con la certeza, apenas nos permite organizar el mundo. Dicho de otra manera, ¡no porque sea lógico es verdadero! La Terapia Racional Emotiva se ha centrado en los pensamientos irracionales como los ejes del comportamiento desadaptado, de ahí sus técnicas dialogales con el afán de lograr modificar dichos pensamientos. El éxito terapéutico de este enfoque ha sido notable.
La terapia sistémica ha recurrido a los principios de la Lógica Matemática fundada por Russell y Whithead. Emerge a partir del planteamiento de una paradoja. Debemos imaginar grupos que son miembros de sí mismos, por ejemplo un conjunto de ideas abstractas, en ese caso el grupo porque el propio conjunto es una idea abstracta. Por otra parte existen conjuntos que no son miembros de sí mismos, por ejemplo el conjunto de pelotas de fútbol no es miembro de sí mismo, porque en grupo no es una pelota. Russell se preguntaba si el grupo de conjuntos que no se incluyen en sí mismo forman parte de sí mismo. Esto es una paradoja porque si no forma parte de sí mismo, pertenece al tipo de grupos que no son parte de sí mismos, por lo tanto forma parte de sí mismo. Esto es, será parte de sí mismo si no forma parte de sí  mismo.
Esta paradoja se ejemplifica con la historia del barbero: “en un lejano poblado de un antiguo emirato había un barbero llamado As-Samet diestro en afeitar cabezas y barbas, maestro en escamondar pies y en poner sanguijuelas. Un día el emir se dio cuenta de la falta de barberos en el emirato, y ordenó que los barberos sólo afeitaran a aquellas personas que no pudieran hacerlo por sí mismas. Cierto día el emir llamó a As-Samet para que lo afeitara y él le contó sus angustias: en mi pueblo soy el único barbero. No puedo afeitar al barbero de mi pueblo, ¡que soy yo!, ya que si lo hago, entonces puedo afeitarme por mí mismo, por lo tanto ¡no debería afeitarme! Pero, si por el contrario no me afeito, entonces algún barbero debería afeitarme, ¡pero yo soy el único barbero de allí! El emir pensó que sus pensamientos eran tan profundos, que lo premió con la mano de la más virtuosa de sus hijas. Así, el barbero As-Samet vivió para siempre feliz y barbón[1][2]”.
Las clases agrupan a los tipos, de tal manera que un tipo no puede ser clase de sí mismo Los componentes de un grupo se seleccionan a partir de sus propiedades, sin embargo es importante reconocer las relaciones que establecen entre ellos. No es posible una definición sin considerar las relaciones, no puede existir el concepto de mujer sin la existencia de su distinción: varón.
Otro principio matemático puede ser útil a la hora de comprender la configuración del mundo hecha por los pacientes: el teorema de Gödel. Es conocido como “teorema de la completitud lógica de primer orden”. Señala: “todas las verdades lógicas expresables mediante el sistema son demostrables dentro del mismo sistema”. Trasladado al ámbito de los procesos cognitivos, implica la posibilidad de que cualquier sistema lógico puede ser demostrado como falso si es posible sacarlo de su contexto.
Tanto la teoría de los tipos como el teorema de Gödel nos muestran la concordancia con el postulado de Wittgestein, así mismo se subraya lo siguiente: no porque tenga lógica es verdadero. Si entendemos a la verdad como lo hace Popper: no es posible una verdad absolutamente segura. La verdad es una afirmación cercana a la certeza, jamás es la certeza porque la verdad necesariamente ocasiona dudas. La verdad es siempre tenue, pues hace referencia a la probabilidad. El conocimiento científico no ofrece certezas sino sistemas de hipótesis o anticipaciones. La verdad se identifica porque siempre irá acompañada de la palabra “probable”, más o menos probable, más o menos cerca de la certeza.
El cerebro humano reduce la incertidumbre del mundo a través de la búsqueda de sentido lógico. Para ello recurre al razonamiento entendido como las actividades cognitivas organizadas a través de la conexión entre las ideas siguiendo ciertas reglas, permite pasar de unas preposiciones a otras, partiendo de lo sabido o de lo supuesto. La función del razonamiento es la solución de problemas.
Existen dos tipos fundamentales de razonamiento, el deductivo y el inductivo. El primero, parte de lo general a lo particular, el segundo viceversa. Para referirse al razonamiento deductivo se recurre a la validez de las hipótesis, para el inductivo a la probabilidad. El razonamiento inductivo se fundamenta en la experiencia, el deductivo en la especulación.
En la deducción se sigue necesariamente al postulado de premisas. Si las conclusiones son acertadas se presume la validez de las premisas, caso contrario el razonamiento no es válido. Los argumentos son válidos cuando es imposible la falsedad de la conclusión. Aquello planteado en la conclusión estaba en las premisas, veamos un silogismo:
a) Todos los perros son animales
b) Fido es un perro
c) Por lo tanto Fido es un animal
La conclusión no puede sino ser verdadera. Sin embargo podemos plantear silogismos verdaderos pero no reales, por ejemplo:
a) Todos los perros hablan
b) Fido es un perro
c) Por lo tanto Fido habla.
Es lo que ocurre cuando se parte de premisas falsas, podemos alcanzar conclusiones lógicamente verdaderas pero sustentadas en mentiras. Ocurre con el Psicoanálisis, parte de una mentira, la existencia indemostrable del inconsciente.
En el razonamiento inductivo se parte de datos particulares. Esto sucede cuando se observa la repetición de sucesos por lo cual se puede prever la probabilidad de aparición de uno más. Si vemos que llueve después de la aparición de nubes negras, entonces ante la visión de una nube negra es probable la lluvia. Se generaliza para todos los componentes de un grupo la propiedad observada en un número finito de casos.
Es posible añadir a estos razonamientos otra manera de resolver problemas: la intuición. Se trata de una forma de resolver problemas ajena a la razón, la persona actúa en base a sus sentimientos. Es el insight referido por los guestaltistas, la toma de conciencia inmediata, sin participación del razonamiento. También hace alusión al presentimiento, el asumir una consecuencia sin tener manera de explicarla.
Los estudios de Le Doux han demostrado la existencia de dos vías neuronales en el procesamiento de la información: la inmediata y la mediata. La primera se relaciona con respuestas autónomas gestadas en las regiones subcorticales, esta vía nos hace actuar sin darnos cuenta de los motivos. La segunda está mediada por la corteza cerebral, implica un proceso de interpretación. Por lo tanto, la intuición ocurre en todos los seres humanos, no es un privilegio de algunos. En mi experiencia clínica es frecuente la esposa conocedora de la infidelidad del marido sin tener evidencias tácitas. También es sabida la notable intuición de los matemáticos como la notable capacidad de los músicos para intuir la desafinación.
A estas tres formas de organizar la solución a los problemas, vale la pena agregar el “pensamiento lateral” explicado por Edward de Bono por primera vez en 1967. Se refiere a la búsqueda de soluciones a los problemas que no se enmarcan en las pautas lógicas tradicionales, se fundamente en ideas originales con caminos alternativos de resolución. Hace alusión a la creatividad, parte de los estudios de Guilford y Torrance quienes definen los factores componentes de la creatividad: flexibilidad, originalidad, fluencia y elaboración. De Bono sistematiza la manera de pensar creativa, desarrolla técnicas para el aprendizaje de esta forma de pensar. No se trata de abandonar el razonamiento, al contrario se lo debe afianzar luego de haber realizado las preguntas necesarias acerca de la perseverancia inútil.
Finalmente es necesario identificar el estilo cognitivo, Kagan, Moss y Siegel identificaron tres estilos: estilo descriptivo-analítico: tendencia a dividir el estímulo en partes para después categorizarlo a partir de sus propiedades. Estilo relacional-contextual: los componentes se agrupan partiendo de su relación funcional, temporal o espacial. Estilo categórico-inferencial: las categorías se establecen a partir de inferencias sobre los estímulos del campo perceptual. Finalmente se identificó el compás perceptual, como un factor ocurrente entre la impulsividad y la reflexión. Los descriptivos analíticos son más reflexivos.
Witkin establece dos estilos cognitivos básicos, el dependiente y el independiente de campo. Los independientes son personas capaces de sustraerse de los estímulos del entorno para tomar sus decisiones, al contrario de los dependientes.
Veamos algunos errores típicos de los pacientes. Aplicando la teoría de los tipos lógicos, es común en las parejas tratar de resolver problemas de clases distintas con lógicas inadecuadas. Por ejemplo, la clase esposos requiere el uso de análisis racional de los problemas mientras que la clase pareja no. Muchos matrimonios en crisis económica introduciendo al amor como solución, logrando con ello crear problemas en la clase pareja.
Considerar a la infidelidad como un tipo de la clase matrimonio es un error, hace parte de la clase personal del infiel, es más, la persona infiel lo es para proteger su matrimonio, evita la intromisión de su relación extramarital dentro de su vinculación matrimonial, por eso no puede haber infidelidad sin la existencia del matrimonio.
La manifestación de los síntomas hace alusión al teorema de Gödel, fuera del sistema del síntoma, éste no tiene sentido. La persona anoréxica parte de una premisa equivocada, por ejemplo: “si adelgazo lo suficiente podré ser feliz”, como es imposible la realización de la meta, la anorexia se hace perseverante hasta el infinito porque fuera del sistema lógico de la paciente, esa lógica no tiene sentido, sólo lo tiene para ella.
Acceder al mundo de los pacientes obliga a desarrollar una buena teoría de la mente. Mirar la realidad desde la lógica del otro, cómo le da sentido a su mundo es entender cómo lo ordena lógicamente. Es necesario razonar con el método utilizado por el paciente, deductivo, inductivo o intuitivo. Es imprescindible ubicarnos en la independencia o dependencia de campo para poder influir positivamente para el cambio.


[1] López Mateos, Manuel (1978). Los Conjuntos. México D.F.: Publicaciones del Departamento de Matemáticas, Facultad de Ciencias, UNAM.
[2] Sin embargo, hay una solución creativa a este problema: el barbero se afeita a sí mismo porque es mujer.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Psicología del amor



PSICOLOGÍA DEL AMOR
Por: Bismarck Pinto Tapia, Ph. D.([1])
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
La Paz-Bolivia
¿Por qué la ciencia sabe más sobre neutrinos que sobre el amor?
Jorge Alcalde

La Psicología del Amor es una disciplina que corresponde a la Psicología Social (Yela, 2000), se encarga de investigar el concepto, las actitudes y los procesos relacionales amorosos. Es pertinente señalar a Robert Sternberg como el referente más importante en el estudio científico del amor (Yela, 2000; Fehr, 2013;  De Oliveira, Martins-Silva, Trindade y da Silva Junior, 2013).
Sternberg (1989) define el amor de la siguiente manera: “conjunto de sentimientos, pensamientos y deseos que, al ser experimentados simultáneamente, dan como resultado la compleja experiencia que llamamos amor” (p.14). Esta definición se inscribe dentro de la psicología cognitiva porque se centra en la organización interna de la experiencia del sentimiento amoroso. Sternberg enfatiza los aspectos cognitivos y afectivos del amor conyugal: intimidad  y compromiso responden al primero y la pasión al segundo. (Sternberg y Grajek, 1984). Yela (1996) encuentra que el componente “pasión”, en realidad comprende dos factores: pasión romántica y pasión erótica.
El amor es un proceso relacional que permite el reconocimiento de la existencia a través de la legitimación, la ternura y las acciones dirigidas al bienestar del otro (Pinto, 2012). Si bien sus componentes pueden ser identificados, su realización es un proceso vinculante entre dos personas. Además, el amor es una construcción social, sólo  puede entenderse en el contexto de la  cultura; debe definirse la percepción que se tiene de la  persona amada,  los sentimientos que acompañan el amor, los pensamientos que  se tienen y las acciones que genera (Beall y Sternberg 1995).
El primero en investigar las actitudes hacia el amor fue Kephart (1967) en una muestra de 1079 universitarios identifica la ausencia de diferencias entre varones y mujeres en relación al amor romántico. Posteriormente se elaboraron las Escalas de Gustar y Amar de Rubin (1970) y  la Escala de Compromiso Interpersonal de Levinger (1977). Rubin cita a Heider (1958) para referirse a la concepción básica que se tenía del amor: “un intenso sentimiento de agrado”, por su parte Newcomb (1960) no incluía al amor entre las variables de la atracción interpersonal, en su lugar hace referencia a la “atracción romántica”.
Hendrick y Hendrick (1986) desde la teoría desarrollada por John Lee (1973) identifican seis estilos de amor: a) Eros: el amor pasional. La atracción erótica hacia la otra persona, es el amor apasionado. b) Storge: el amor de amigos, se funda  en el afecto que se puede sentir por un hermano, es una forma tranquila de amar,  establecida entre dos personas similares en sus valores. c) Ludus: el amor de entretenimiento. El amor es un juego cuyo fin es el placer sin ningún compromiso, el sexo se considera como una diversión. d) Manía: el amor posesivo. Existen celos, posesión y dudas acerca del grado de compromiso de la otra persona, es un amor de todo o nada. e) Pragma: el amor práctico. No existen grandes emociones, se busca una persona adecuada con la que se pretende mantener una convivencia tranquila. f) Ágape: es el amor desinteresado, caritativo.
Existe preocupación centrada en el bienestar de la pareja antes que en el propio, se pide poco para sí mismo. Hendrick, Hendrick y Foote (1984) estudian los tipos de amor según la teoría de Lee, aplicando la Escala de Actitudes hacia el Amor a 800 estudiantes universitarios. Los varones tienden al amor erótico y lúdico; mientras que las mujeres lo hacen hacia el amor “storge”, “maníaco” y “pragmático”. Los estudios mencionados sugieren que las personas dirigen el amor hacia una forma de relación, por lo que no necesariamente todos coincidirán en una definición general.
Por su parte Berscheid y Hatfield (1969) identifican dos tipos de amor: el amor romántico y el amor de compañeros. Su investigación inspiró los estudios sobre la relación entre el apego y el desarrollo del amor romántico (Hazan y Shaver, 1987) y la investigación sobre los componentes del amor (Sternberg, 1997)
Sternberg y Grajek (1984) buscaron respuestas a cinco preguntas: ¿a quiénes aman las personas?; ¿es posible medir la intensidad del amor a partir de lo mucho que se ama a otras personas?; ¿cómo se relacionan el desear y el amar?; ¿cuál es la estructura del amor?; ¿es factible predecir la satisfacción conyugal?
Las conclusiones fueron las siguientes: primera, los varones aman primero a su pareja, mientras que las mujeres aman a su pareja tanto como a su mejor amiga Segunda, el amor dentro de la familia no predice la capacidad de amor hacia la pareja. Tercera, el deseo y el amor se relacionan estrechamente. Cuarta, identifican un factor general del amor al que denominaron “comunicación interpersonal, intercambio y apoyo”, luego evidenciaron que ese factor podía descomponerse en elementos interdependientes. Quinta: la Escala de Cariño de Rubin predecía mejor la satisfacción que el resto de escalas utilizadas en el estudio (Sternberg y Grajek 1984).
Sternberg (2000) defiende  la composición del amor por tres factores a partir de cinco criterios: primero, todos los aspectos del amor pueden ser agrupados en alguno de los tres componentes; segundo, al revisar las investigaciones sobre el amor concluye que “si bien algunos elementos del amor están bastante vinculados a un tiempo o a una cultura específicos, los tres que propongo son generales en todas las épocas y lugares” (p.18); tercero, los tres elementos son diferentes a pesar de estar vinculados; cuarto, las historias de amor de las parejas se ajustan a la concepción triangular del amor; quinto, “la teoría se basa en sentimientos y conductas” (p.18).
La Intimidad hace referencia a los sentimientos desarrollados en el vínculo amoroso promotores del acercamiento, el lazo afectivo y la conexión, su base es la confianza. La Pasión es la expresión de deseos eróticos y románticos, define la atracción sexual, la satisfacción de estar unidos, sentimientos de bienestar y mutuo placer sexual, su fundamento es el deseo sexual. El Compromiso es una decisión posee dos aspectos: la decisión a corto plazo y la decisión a largo plazo. El Compromiso se refiere al mantenimiento de la relación y al cumplimiento del contrato conyugal, su base es la lealtad (Sternberg, 1986; 1988)
Sternberg (1997) lleva a cabo dos estudios para validar la ETA. La compara con la Escala del Amor de Rubin y la Escala del Agrado de Rubin.  Para el primer estudio recurre a 84 personas de New Haven, la media de edad es de 28 años, en un grupo donde las edades oscilan entre 19 y 64 años. En el primero obtiene una confiabilidad general  superior a 0,50; la subescala “compromiso” es la que alcanza el más alto nivel de validez. La confiabilidad interna de las subescalas es la siguiente: “Intimidad” 0,90, “pasión” 0,80 y “compromiso” 0,80. En ese mismo estudio se dan las siguientes correlaciones entre las subescalas: “pasión” con “intimidad” 0,71; “pasión” con “compromiso” 0,68; “intimidad” con “compromiso” 0,81.
El segundo estudio comprendió a 101 personas con una media de edad de 31 años, en un grupo de edad que osciló entre los 18 a 71 años. Sternberg aplicó la ETA revisada, después de corregir los ítems que no obtuvieron solidez en el análisis interno de las pruebas. Los resultados ofrecieron un alfa general de 0,97; 0,91 en “intimidad”, 0,94 en “pasión” y  0,94 en “compromiso”.
En Bolivia, el primer estudio psicológico sobre los componentes del amor lo realizó Trigo (2002),  utiliza la escala del concepto de amor de Sternberg entre dos zonas de la ciudad de La Paz aplicándola a 120 adolescentes comprendidos entre los 17 y 19 años, encontraron que los jóvenes pertenecientes a la cultura occidental manifiestan mayores puntajes en intimidad y pasión que los de origen aymara.
Exeni (2006) aplica la escala de Sternberg como diagnóstico antes y después de la terapia de pareja, encontrando modificaciones importantes en los triángulos del amor en cada uno de los cónyuges.
Por su parte, Ribera (2006) utiliza el cuestionario de historias de amor de Sternberg con mujeres mojeñas y aymaras, determinando diferencias importantes en la construcción de las relaciones conyugales a partir del contexto socio cultural.  Las aymaras conceptualizan el amor como una función de protección de su pareja de manera complementaria, “atenderlo”, “cuidarlo”; mientras las mojeñas lo sitúan de manera simétrica: “comprenderlo”, “quererse el uno al otro”, “compartir”. Sin embargo en ambos casos las mujeres se sitúan en una relación de sometimiento, aceptan el maltrato.
Posteriormente, Pinto (2006) usó técnicas de escalamiento, aplicó el análisis de pares comparados de Thurstone y la técnica de desplegamiento de Coombs. La muestra estuvo compuesta por 31 mujeres universitarias. El resultado demostró que las   estudiantes   de   la   muestra   consideran   como   el   valor   más importante del amor a la intimidad y al menos importante, la pasión. Situación similar encontrada a través de la técnica de desplegamiento.

Cooper y Pinto (2008) aplican el cuestionario de actitudes hacia el amor de Hendrick y Hendrick y la escala triangular del concepto de amor de Sternberg a 637 universitarios comprendidos entre los 18 a 24 años. La escala de Hendrick resultó inadecuada, mientras que la escala de Sternberg obtuvo buenos niveles en su validez interna. No encontraron diferencias en el concepto de amor en relación al género, siendo que predomina el amor apasionado y el romántico. El componente pasión es el que obtiene mayor preferencia en la muestra. Los varones tienden más al compromiso que las mujeres.

El estudio de Cooper y Pinto coincide con los hallazgos en la investigación llevada a cabo por Villarroel y Pinto (2005), quienes estudian el concepto de placer en varones y mujeres universitarios en la ciudad de La Paz, para tal fin consideran 185 universitarios y 200 universitarias, se aplicó el cuestionario de redes semánticas de Corres, Bedolla y Martinez (1997). No se encontraron diferencias en relación a la preferencia de placeres entre varones y mujeres, en ambos casos predominan los “fisioplaceres” (necesidades básicas: comer, beber, tener actividades sexuales) en relación a los “cultiplaceres” (psicoplacer, v.g. leer; socio placer, v.g., salir con amigos; ideo placer, v.g. escribir).
Pinto (2008) investiga el concepto del amor en universitarios (18 a 25 años), de origen aymara del Departamento de La Paz utilizando la Escala Triangular del Amor de Sternberg. Realiza un muestreo estratificado considerando las localidades de Batallas, Carmen Pampa, Tiwanacu y Pucarani. La muestra estuvo compuesta por 152 varones y  283 mujeres. Se procede con la valoración interna de los componentes de la Escala según el Alpha de Cronbach: Intimidad obtiene 0,912, Pasión 0,892 y Compromiso 0,936.
Posteriormente se llevó a cabo el análisis factorial de la Escala, en el factor Intimidad  la prueba KMO establece un puntaje de 0,939 correspondiente a un criterio excelente según Kaiser para el análisis factorial de la variable. La prueba de la esfericidad de Barlett define un Chi-cuadrado aproximado de 2791,02 a 105 grados de libertad, la tabla exige un número igual o superior a 118,05, en un nivel de significado de 0,01. Ambas pruebas señalan la pertinencia del análisis de la validez factorial. El análisis de la varianza indica que estadística F es de 28,34. Un solo componente explica el 45,47% de la varianza total, por lo que se puede considerar a la escala  de Intimidad como unidimensional.
En el factor Pasión, la prueba KMO determina un puntaje de 0,913 correspondiente a un criterio excelente para el análisis factorial de la variable. La prueba de la esfericidad de Barlett define un Chi-cuadrado aproximado de 2702,004 a 105 grados de libertad, la tabla exige un número igual o superior a 118,05, en un nivel de significado de 0,01. El análisis de la varianza coincide con la propuesta de Yela, puesto que La estadística F es de 85,484, un solo componente explica el 33 % de la varianza total, un segundo componente el 21%, acumulando entre ambos el 53,54% del total,  por lo que es posible referirse a la escala como bifactorial.
Por último, el factor Compromiso tiene en la prueba KMO establece un puntaje de 0,945 correspondiente a un criterio de Kaiser excelente para el análisis factorial de la variable. La prueba de la esfericidad de Barlett define un Chi-cuadrado aproximado de 3797,107  a 105 grados de libertad, la tabla exige un número igual o superior a 118,05,  en un nivel de significado de 0,01. El análisis de la varianza señala una  estadística F de 17,55. Un solo componente explica el 53 % de la varianza total, un segundo componente el 8 % (60% acumulado) y un tercero el 5 % (65% acumulado).
El estudio de la correlación entre factores, muestra que los tres correlacionan entre ellos. El estudio del análilisis de ítemes rotados con Varimax permitió identificar los niveles de saturación de los ítems y proceder a la consideración de validez de cada uno de ellos en relación al factor que pretenden medir. Estos resultados demuestran fehacientemente la pertinencia de la Escala Triangular para el estudio del concepto del amor en la muestra aymara.
La “pasión” se relaciona con la “intimidad” y el “compromiso” estableciendo que los tres  componentes del amor son dependientes el uno del otro, confirmando la hipótesis de Sternberg y Grajek (1984). Por lo que es factible plantear que el concepto de amor conformado por tres componentes se establece también en la cultura aymara y que por lo tanto es probable que sea independiente de la cultura.
Es posible concluir que el concepto de amor entre los universitarios aymaras distribuye sus componentes de la siguiente manera: los niveles altos de la Intimidad y el Compromiso, mientras que lo hacen en el grado medio de la Pasión. Por eso, es factible concluir que el concepto de amor entre los aymaras estudiados se caracteriza por ser un amor con intimidad y compromiso sin pasión. A esta organización del amor se denomina: “amor de compañía” (Sternberg 2000); se caracteriza por una amistad comprometida a largo plazo, configurando una relación conyugal carente de pasión y atracción física.
Este estudio relacionó los factores de la Escala Triangular del Amor con los factores de la teoría de los Cinco Grandes de la Personalidad evaluados con el  Cuestionario de los Cinco Grandes (BFQ) (Caprara, Barbaranelli y Borgogni, 1993); Bermudez, 1995).
La escala “pasión” no correlaciona con “responsabilidad”, es probable que las personas indistintamente a su nivel de pasión puedan o no ser responsables. Lo propio ocurre entre la “pasión” y la “amabilidad”
El “compromiso” no correlaciona con “apertura a la experiencia”, lo que indica que la “apertura a la experiencia” es independiente de los niveles de compromiso; lo propio ocurre entre el “neuroticismo” con “apertura a la experiencia”, por lo que es probable que la estabilidad emocional sea indiferente al factor “apertura a la experiencia”.
El factor “pasión” de la ETA se relaciona positivamente con la “extraversión”, el “neuroticismo” y la “apertura a la experiencia” del BFQ. Por lo que es factible concluir que los niveles altos de pasión se relacionan con niveles altos de “extraversión”, de tal manera que las personas extravertidas tienden más a ser apasionadas que las introvertidas. Las personas con tendencia al desequilibrio emocional tendrán menor posibilidad de presentar niveles altos de pasión y las personas con niveles altos de “apertura a la experiencia” serán más apasionadas que aquellas que tengan resistencia al cambio.
La escala “intimidad” correlaciona con los mismos factores que la “pasión”, por lo tanto: a mayor “intimidad” más probable que la persona sea extravertida y es más probable que la persona sea responsable y que no tienda al neuroticismo. Las personas amables y generosas tendrán mayores probabilidades de establecer vínculos amorosos íntimos que las personas egoístas. Las personas con el rasgo de “apertura a la experiencia” serán más propensas a la “intimidad” que las que tengan resistencia al cambio.Es posible concluir que las personas extravertidas se acercan más al “compromiso” en sus relaciones amorosas que las introvertidas.
Las personas responsables tienen más probabilidades de establecer vínculos de amor con altos niveles de compromiso que las personas irresponsables. Quienes tienen equilibrio emocional podrán formalizar relaciones basadas en el compromiso con mayor frecuencia que las personas neuróticas. Los generosos tienden más al compromiso que los egoístas.
Los cinco factores de la personalidad se relacionan entre ellos exceptuando el “neuroticismo” con “apertura a la experiencia”. Las personas extravertidas tendrán más probabilidades de ser responsables, amables, estables emocionalmente y con apertura a la experiencia que las introvertidas. Las personas con inestabilidad emocional tendrán menos probabilidades de ser generosas que las personas estables. El rasgo “apertura a la experiencia” tiene más probabilidades de presentarse en las personas extravertidas, responsables y amables siendo independiente al rasgo de estabilidad emocional.
Saucedo (2014) investigó las diferencias de los componentes del amor según Sternberg entre jóvenes varones y mujeres de la ciudad de La Paz y de Santa Cruz. La muestra estuvo compuesta por 465 estudiantes paceños y 399 cruceños comprendidos entre 17 y 29 años. La Escala Triangular del Amor presentó los siguientes puntajes Alpha: Intimidad, 0,933; Compromiso 0,950 y Pasión 0,916. Estos indicadores señalan un alto nivel de confiabilidad de la prueba. Los resultados obtenidos muestran diferencias entre ambas muestras, la muestra paceña coloca la intimidad en primer lugar, luego la pasión y finalmente el compromiso; mientras que la cruceña ordena primero al compromiso, luego la pasión y la intimidad. Un dato interesante es el referido a la pasión en las mujeres, en Santa Cruz el nivel de pasión de las muchachas (61,4%) es más alto que en las paceñas (55,3%), mientras que es similar entre los varones de ambas ciudades.
Actualmente la teoría del compromiso y el modelo de la Inversión de Rusbult (1980) se constituyen en prolíficas teorías para explicar la satisfacción en las relaciones amorosas (Rusbult, y Martz, y Agnew, 1998; Segal, y Fraley, 2015 ). Se compone de tres factores: satisfacción, calidad de las alternativas de relación e inversión (Rusbult, y Buunk, 1993). Sus estudios han definido al Compromiso como el componente más importante en el sostenimiento satisfactorio de las vinculaciones de pareja (Rusbult, 1983).
Bustillos (2016) llevó a cabo un estudio relacional de los factores de la teoría de Sternberg con los pertenecientes a la teoría de Rusbult en una muestra de 70 personas de una entidad financiera comprendidos entre 18 y 45 años el orden de los componentes del amor es: Intimidad, Compromiso y Pasión. Encontró que el factor Satisfacción se relaciona con los tres factores de la teoría triangular, lo propio sucede con el componente que mide la calidad de las alternativas de la relación; finalmente, inversión relaciona positivamente con el factor Compromiso. La calidad de la elección se relaciona inversamente con la inversión. Esta investigación mostró la pertinencia de ambas teorías a la hora de estudiar el concepto del amor y sus relaciones con otros elementos de la vida conyugal. Es probable que las personas que trabajan incrementen sus niveles de compromiso en sus vínculos amorosos en desmedro de la pasión
Paralelamente, Marín (2016) estudia los indicadores de infidelidad utilizando el Cuestionario Multimodal de Infidelidad (Romero, Rivera y Diaz 2007) y la Escala Triangular del Amor en una  muestra de 87 trabajadores fabriles. Identifica el orden de los componentes del amor: Compromiso, Intimidad y Pasión. Los resultados de la correlación son ambiguos y los datos sobre los indicadores de infidelidad inválidos.
Tabla N°1 Grupo cultural y concepto de amor, investigaciones en Bolivia.
Grupo
Año
Autor(a)
Pasión
Intimidad
Compromiso
Tipo de amor
Aymaras
2002
Trigo
Compañeros
Paceños
2002|
Trigo
Romántico
Mojeñas
2006
Ribera
Pleno
Mujeres aymaras
2006
Ribera
Compañeros
Paceños
2008
Cooper y Pinto
Romántico
Paceñas
2008
Cooper y Pinto
Romántico
Aymaras
2008
Pinto
Compañeros
Paceños
2014
Saucedo
Romántico
Paceñas
2014
Saucedo
Romántico
Cruceños
2014
Saucedo
Romántico
Cruceñas
2014
Saucedo
Fátuo
Bancarios paceños
2016
Bustillos
Compañeros
Fabriles paceños
2016
Marín
Compañeros


Cortez (2016) estudia la relación entre los tres componentes del amor y la sugestión en una muestra de 267 universitarios y universitarias. Utiliza el Inventario de Sugestionabilidad (Ginzales, en: Ordi y Miguel-Tobar 1999), sus componentes son: fantaseo, absorción, implicación emocional, influenciabilidad y sugestionabilidad general. Encuentra una relación negativa entre el factor Pasión y la Influenciabilidad. Este resultado hace referencia a la dificultad de las personas enamoradas para entender razones y cambiar de opinión.
La subestimación del Compromiso ha derivado en el surgimiento de un estilo relacional erótico entre los jóvenes paceños: “el prende”. Pinto (2012) lleva a cabo un estudio en estudiantes universitarios, la muestra fue de 194 mujeres y 177 varones, entre 19 y 24 años. Las personas definen el prende como un encuentro amoroso casual con besos apasionados y caricias sensuales sin coito ni toques en las zonas genitales, preferentemente se realiza durante la noche en fiestas. El prende se realiza preferentemente entre personas desconocidas, rara vez con amigos o amigas y casi nunca con ex parejas. 71% de los varones dicen haberse prendido alguna vez y 38% de las mujeres. También indican que el prende es más posible bajo los efectos del alcohol que en estado de sobriedad; alrededor del 30% tanto en mujeres como en varones el prende terminó en enamoramiento; la mayoría evita el contacto posterior con la persona con quien se prendió. La mayoría de los varones no se siente culpable después de prenderse; ocurre lo contrario con las mujeres. En ambos sexos se manifiesta las ganas de volverse a prender, pues se trata de una experiencia altamente placentera. El 78,5% de los muchachos definen al prende como una buena experiencia; las chicas lo hacen en el 55,7%. En ambos sexos se considera al prende como infidelidad a la relación amorosa oficial (chicos 66,1%, chicas 78,4%). Otro dato interesante es el referido al prende en relación a la carrera universitaria: es más frecuente en las carreras relacionadas con los negocios.
Una investigación muy interesante fue la referida a las historias de amor y las canciones románticas en mujeres de tres generaciones distintas, definidas por las edades: 20 a 30 años, 30 a 40 y 40 a 50. Fue un estudio cualitativo con tres mujeres por cada generación. En todos los casos existió una canción asociada a la historia de la pareja, jugando un papel importante dentro de las historias de las participantes. Fue interesante constatar que en los tres grupos de mujeres el factor pasión está relegado por la intimidad y el compromiso, definiéndolas como madre-esposas (Lagarde, 2001). En la generación mayor prima el compromiso, en las otras dos, la intimidad. Las canciones responden a temas románticos, vinculadas con los primeros momentos de la relación amorosa, es decir durante la etapa del enamoramiento. Los contenidos hacen referencia a mitos románticos: dependencia, complemento, pertenencia absoluta al varón y la concepción de eternidad del amor (Miranda, 2015).
El estudio de Miranda se relaciona con el realizado por Medina (2012). De la misma manera la investigadora consideró tres generaciones, definiendo las mismas edades del estudio sobre las canciones. La “reunión de té” es un espacio de conversación entre mujeres en la cual establecen una representación de sus redes sociales. Los temas se centran en el chisme, el desahogo y los consejos. En el grupo de jóvenes el tema central es el de sus relaciones amorosas; en la generación madura la conversación se centra en los hijos; y en la generación de adultas mayores el eje de la charla es la salud.
Paralelamente López (2015) investigó la pertinencia actual del sirwiñacu dentro de la cultura aymara. Para este fin entrevistó en profundidad a dos mujeres ancianas, 79 años y 82 respectivamente, habitantes de Titijuni, de la provincia Ingavi. Los resultados indican que el sirwiñacu es una forma genuina de instaurar un vínculo marital establecido a través de un contrato implícito y no formal. La pareja vivirá junta sin necesidad de el antecedente pasional del enamoramiento, aunque es más frecuente que sea el varón quien se sienta atraído por su compañera y no así la mujer. Se produce entre los quince y diecisiete años, siendo una especie de prueba conyugal. Sólo si se consolida la relación de la pareja durante la convivencia se harán los arreglos necesarios para el matrimonio legal. El sirwiñacu tiene que ver con el sometimiento de la mujer a la familia del varón, de ahí que la palabra sea una deformación de “servir” en castellano. El contrato no lo establece la pareja, sino los padres de cada uno de sus componentes, es un arreglo a expensas de las intenciones de los jóvenes. Según este estudio, la práctica del sirwiñacu es común en comunidades aymaras cerradas, mientras que está desapareciendo en las abiertas.
Otro tema que se ha investigado ha sido la situación actual del matrimonio a la vista de los jóvenes. El primer estudio lo llevó a cabo Aliaga (2014) a través de grupos focales en mujeres entre 18 a 20 años. Los resultados mostraron una tendencia a percibir al matrimonio como un contrato fundamentado en el compromiso, ligado a la formación de una familia. Sus debilidades son la rutina, la infidelidad y la desconfianza. Por su parte Sebastián (2016) indagó las características de la unión libre en un estudio de caso, encontrando la idealización del matrimonio, por lo que la pareja teme fracasar al no lograr la realización de la idea perfecta.
Quiroz (2016) inicia el estudio en La Paz de los celos románticos en una muestra universitaria estratificada de 68 varones y 86 mujeres comprendidos en las edades de 18 a 20 años, a través del Inventario Multidimensional de Celos (Díaz-Loving, Rivera y Flores,1989) comprende seis factores: enojo, fatalismo, desconfianza, intriga, egoísmo y dolor. El estudio relacionó los celos con los Cinco Grandes de la personalidad, evaluados a través del Cuestionario de los Cinco Grandes (Caprara, Barbanelli y Borgogni, 1993). Se encontró un buen grado de confiabilidad de la prueba utilizada. Los celos relacionan inversamente con estabilidad emocional; de manera específica a mayor fatalismo menor es la estabilidad emocional, lo propio ocurre con la desconfianza y la intriga. No se encontró relación entre los factores de los celos románticos con la extraversión, responsabilidad, amabilidad y apertura a la experiencia.
Actualmente estamos investigando el concepto de amor en jóvenes alteños y en el Chaco boliviano, la ruptura amorosa, las estrategias de conquista y seducción en varones y mujeres jóvenes, la relación entre la autoestima y los celos, continuamos validando el cuestionario de Potencial de Violencia en las relaciones románticas, y también la relación entre los estilos de apego y el concepto de amor.

Referencias
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[1] Doctor en Psicología por la Universidad de Granada España. Actualmente es Docente-Investigador del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”. Docente del doctorado en Psicología de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo” y coordinador del posgrado en Psicología sistémica de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.