PSICOLOGÍA
DEL AMOR
Universidad
Católica Boliviana “San Pablo”
La
Paz-Bolivia
¿Por qué la
ciencia sabe más sobre neutrinos que sobre el amor?
Jorge Alcalde
La Psicología del Amor
es una disciplina que corresponde a la Psicología Social (Yela, 2000), se
encarga de investigar el concepto, las actitudes y los procesos relacionales
amorosos. Es pertinente señalar a Robert Sternberg como el referente más
importante en el estudio científico del amor (Yela, 2000; Fehr, 2013; De Oliveira, Martins-Silva, Trindade
y da Silva Junior, 2013).
Sternberg (1989) define
el amor de la siguiente manera: “conjunto de sentimientos, pensamientos y
deseos que, al ser experimentados simultáneamente, dan como resultado la
compleja experiencia que llamamos amor” (p.14). Esta definición se inscribe
dentro de la psicología cognitiva porque se centra en la organización interna
de la experiencia del sentimiento amoroso. Sternberg enfatiza los aspectos
cognitivos y afectivos del amor conyugal: intimidad y compromiso responden al primero y la pasión
al segundo. (Sternberg y Grajek, 1984). Yela (1996) encuentra que el componente
“pasión”, en realidad comprende dos factores: pasión romántica y pasión
erótica.
El amor es un proceso
relacional que permite el reconocimiento de la existencia a través de la
legitimación, la ternura y las acciones dirigidas al bienestar del otro (Pinto,
2012). Si bien sus componentes pueden ser identificados, su realización es un
proceso vinculante entre dos personas. Además, el amor es una construcción
social, sólo puede entenderse en el
contexto de la cultura; debe definirse
la percepción que se tiene de la persona
amada, los sentimientos que acompañan el
amor, los pensamientos que se tienen y
las acciones que genera (Beall y Sternberg 1995).
El primero en
investigar las actitudes hacia el amor fue Kephart (1967) en una muestra de
1079 universitarios identifica la ausencia de diferencias entre varones y
mujeres en relación al amor romántico. Posteriormente se elaboraron las Escalas
de Gustar y Amar de Rubin (1970) y la
Escala de Compromiso Interpersonal de Levinger (1977). Rubin cita a Heider
(1958) para referirse a la concepción básica que se tenía del amor: “un intenso
sentimiento de agrado”, por su parte Newcomb (1960) no incluía al amor entre
las variables de la atracción interpersonal, en su lugar hace referencia a la
“atracción romántica”.
Hendrick y Hendrick
(1986) desde la teoría desarrollada por John Lee (1973) identifican seis
estilos de amor: a) Eros: el amor pasional. La atracción erótica hacia la otra
persona, es el amor apasionado. b) Storge: el amor de amigos, se funda en el afecto que se puede sentir por un
hermano, es una forma tranquila de amar,
establecida entre dos personas similares en sus valores. c) Ludus: el
amor de entretenimiento. El amor es un juego cuyo fin es el placer sin ningún
compromiso, el sexo se considera como una diversión. d) Manía: el amor
posesivo. Existen celos, posesión y dudas acerca del grado de compromiso de la
otra persona, es un amor de todo o nada. e) Pragma: el amor práctico. No
existen grandes emociones, se busca una persona adecuada con la que se pretende
mantener una convivencia tranquila. f) Ágape: es el amor desinteresado,
caritativo.
Existe preocupación
centrada en el bienestar de la pareja antes que en el propio, se pide poco para
sí mismo. Hendrick, Hendrick y Foote (1984) estudian los tipos de amor según la
teoría de Lee, aplicando la Escala de Actitudes hacia el Amor a 800 estudiantes
universitarios. Los varones tienden al amor erótico y lúdico; mientras que las
mujeres lo hacen hacia el amor “storge”, “maníaco” y “pragmático”. Los estudios
mencionados sugieren que las personas dirigen el amor hacia una forma de relación,
por lo que no necesariamente todos coincidirán en una definición general.
Por su parte Berscheid
y Hatfield (1969) identifican dos tipos de amor: el amor romántico y el amor de
compañeros. Su investigación inspiró los estudios sobre la relación entre el
apego y el desarrollo del amor romántico (Hazan y Shaver, 1987) y la
investigación sobre los componentes del amor (Sternberg, 1997)
Sternberg y Grajek
(1984) buscaron respuestas a cinco preguntas: ¿a quiénes aman las personas?;
¿es posible medir la intensidad del amor a partir de lo mucho que se ama a
otras personas?; ¿cómo se relacionan el desear y el amar?; ¿cuál es la
estructura del amor?; ¿es factible predecir la satisfacción conyugal?
Las conclusiones fueron
las siguientes: primera, los varones aman primero a su pareja, mientras que las
mujeres aman a su pareja tanto como a su mejor amiga Segunda, el amor dentro de
la familia no predice la capacidad de amor hacia la pareja. Tercera, el deseo y
el amor se relacionan estrechamente. Cuarta, identifican un factor general del
amor al que denominaron “comunicación interpersonal, intercambio y apoyo”,
luego evidenciaron que ese factor podía descomponerse en elementos
interdependientes. Quinta: la Escala de Cariño de Rubin predecía mejor la
satisfacción que el resto de escalas utilizadas en el estudio (Sternberg y
Grajek 1984).
Sternberg (2000)
defiende la composición del amor por
tres factores a partir de cinco criterios: primero, todos los aspectos del amor
pueden ser agrupados en alguno de los tres componentes; segundo, al revisar las
investigaciones sobre el amor concluye que “si bien algunos elementos del amor
están bastante vinculados a un tiempo o a una cultura específicos, los tres que
propongo son generales en todas las épocas y lugares” (p.18); tercero, los tres
elementos son diferentes a pesar de estar vinculados; cuarto, las historias de
amor de las parejas se ajustan a la concepción triangular del amor; quinto, “la
teoría se basa en sentimientos y conductas” (p.18).
La Intimidad hace referencia a los sentimientos desarrollados en el
vínculo amoroso promotores del acercamiento, el lazo afectivo y la conexión, su
base es la confianza. La Pasión es la
expresión de deseos eróticos y románticos, define la atracción sexual, la
satisfacción de estar unidos, sentimientos de bienestar y mutuo placer sexual,
su fundamento es el deseo sexual. El Compromiso
es una decisión posee dos aspectos: la decisión a corto plazo y la decisión a
largo plazo. El Compromiso se refiere
al mantenimiento de la relación y al cumplimiento del contrato conyugal, su
base es la lealtad (Sternberg, 1986; 1988)
Sternberg (1997) lleva
a cabo dos estudios para validar la ETA. La compara con la Escala del Amor de
Rubin y la Escala del Agrado de Rubin.
Para el primer estudio recurre a 84 personas de New Haven, la media de
edad es de 28 años, en un grupo donde las edades oscilan entre 19 y 64 años. En
el primero obtiene una confiabilidad general
superior a 0,50; la subescala “compromiso” es la que alcanza el más alto
nivel de validez. La confiabilidad interna de las subescalas es la siguiente:
“Intimidad” 0,90, “pasión” 0,80 y “compromiso” 0,80. En ese mismo estudio se
dan las siguientes correlaciones entre las subescalas: “pasión” con “intimidad”
0,71; “pasión” con “compromiso” 0,68; “intimidad” con “compromiso” 0,81.
El segundo estudio
comprendió a 101 personas con una media de edad de 31 años, en un grupo de edad
que osciló entre los 18 a 71 años. Sternberg aplicó la ETA revisada, después de
corregir los ítems que no obtuvieron solidez en el análisis interno de las
pruebas. Los resultados ofrecieron un alfa general de 0,97; 0,91 en
“intimidad”, 0,94 en “pasión” y 0,94 en
“compromiso”.
En Bolivia, el primer
estudio psicológico sobre los componentes del amor lo realizó Trigo (2002), utiliza la escala del concepto de amor de
Sternberg entre dos zonas de la ciudad de La Paz aplicándola a 120 adolescentes
comprendidos entre los 17 y 19 años, encontraron que los jóvenes pertenecientes
a la cultura occidental manifiestan mayores puntajes en intimidad y pasión que
los de origen aymara.
Exeni (2006) aplica la
escala de Sternberg como diagnóstico antes y después de la terapia de pareja,
encontrando modificaciones importantes en los triángulos del amor en cada uno
de los cónyuges.
Por su parte, Ribera
(2006) utiliza el cuestionario de historias de amor de Sternberg con mujeres
mojeñas y aymaras, determinando diferencias importantes en la construcción de
las relaciones conyugales a partir del contexto socio cultural. Las aymaras conceptualizan el amor como una
función de protección de su pareja de manera complementaria, “atenderlo”,
“cuidarlo”; mientras las mojeñas lo sitúan de manera simétrica: “comprenderlo”,
“quererse el uno al otro”, “compartir”. Sin embargo en ambos casos las mujeres
se sitúan en una relación de sometimiento, aceptan el maltrato.
Posteriormente,
Pinto (2006) usó técnicas de escalamiento, aplicó el análisis de pares
comparados de Thurstone y la técnica de desplegamiento de Coombs. La muestra
estuvo compuesta por 31 mujeres universitarias. El resultado demostró que las estudiantes
de la muestra
consideran como el
valor más importante del amor a
la intimidad y al menos importante, la pasión. Situación similar encontrada a
través de la técnica de desplegamiento.
Cooper y Pinto (2008) aplican
el cuestionario de actitudes hacia el amor de Hendrick y Hendrick y la escala
triangular del concepto de amor de Sternberg a 637 universitarios comprendidos
entre los 18 a 24 años. La escala de Hendrick resultó inadecuada, mientras que
la escala de Sternberg obtuvo buenos niveles en su validez interna. No
encontraron diferencias en el concepto de amor en relación al género, siendo
que predomina el amor apasionado y el romántico. El componente pasión es el que
obtiene mayor preferencia en la muestra. Los varones tienden más al compromiso
que las mujeres.
El estudio de Cooper y
Pinto coincide con los hallazgos en la investigación llevada a cabo por
Villarroel y Pinto (2005), quienes estudian el concepto de placer en varones y mujeres
universitarios en la ciudad de La Paz, para tal fin consideran 185
universitarios y 200 universitarias, se aplicó el cuestionario de redes
semánticas de Corres, Bedolla y Martinez (1997). No se encontraron diferencias
en relación a la preferencia de placeres entre varones y mujeres, en ambos
casos predominan los “fisioplaceres” (necesidades básicas: comer, beber, tener
actividades sexuales) en relación a los “cultiplaceres” (psicoplacer, v.g.
leer; socio placer, v.g., salir con amigos; ideo placer, v.g. escribir).
Pinto (2008) investiga
el concepto del amor en universitarios (18 a 25 años), de origen aymara del
Departamento de La Paz utilizando la Escala Triangular del Amor de Sternberg.
Realiza un muestreo estratificado considerando las localidades de Batallas,
Carmen Pampa, Tiwanacu y Pucarani. La muestra estuvo compuesta por 152 varones
y 283 mujeres. Se procede con la
valoración interna de los componentes de la Escala según el Alpha de Cronbach:
Intimidad obtiene 0,912, Pasión 0,892 y Compromiso 0,936.
Posteriormente se llevó
a cabo el análisis factorial de la Escala, en el factor Intimidad la prueba KMO
establece un puntaje de 0,939 correspondiente a un criterio excelente según
Kaiser para el análisis factorial de la variable. La prueba de la esfericidad
de Barlett define un Chi-cuadrado aproximado de 2791,02 a 105 grados de
libertad, la tabla exige un número igual o superior a 118,05, en un nivel de
significado de 0,01. Ambas pruebas señalan la pertinencia del análisis de la validez
factorial. El análisis de la varianza indica que estadística F es de 28,34. Un
solo componente explica el 45,47% de la varianza total, por lo que se puede
considerar a la escala de Intimidad como
unidimensional.
En el factor Pasión, la prueba KMO determina un
puntaje de 0,913 correspondiente a un criterio excelente para el análisis
factorial de la variable. La prueba de la esfericidad de Barlett define un
Chi-cuadrado aproximado de 2702,004 a 105 grados de libertad, la tabla exige un
número igual o superior a 118,05, en un nivel de significado de 0,01. El
análisis de la varianza coincide con la propuesta de Yela, puesto que La
estadística F es de 85,484, un solo componente explica el 33 % de la varianza
total, un segundo componente el 21%, acumulando entre ambos el 53,54% del
total, por lo que es posible referirse a
la escala como bifactorial.
Por último, el factor
Compromiso tiene en la prueba KMO establece un puntaje de 0,945 correspondiente
a un criterio de Kaiser excelente para el análisis factorial de la variable. La
prueba de la esfericidad de Barlett define un Chi-cuadrado aproximado de
3797,107 a 105 grados de libertad, la
tabla exige un número igual o superior a 118,05, en un nivel de significado de 0,01. El
análisis de la varianza señala una estadística F de 17,55. Un solo componente
explica el 53 % de la varianza total, un segundo componente el 8 % (60%
acumulado) y un tercero el 5 % (65% acumulado).
El estudio de la
correlación entre factores, muestra que los tres correlacionan entre ellos. El
estudio del análilisis de ítemes rotados con Varimax permitió identificar los
niveles de saturación de los ítems y proceder a la consideración de validez de
cada uno de ellos en relación al factor que pretenden medir. Estos resultados
demuestran fehacientemente la pertinencia de la Escala Triangular para el
estudio del concepto del amor en la muestra aymara.
La “pasión” se relaciona con la “intimidad” y el “compromiso” estableciendo
que los tres componentes del amor son
dependientes el uno del otro, confirmando la hipótesis de Sternberg y Grajek
(1984). Por lo que es factible plantear que el concepto de amor conformado por
tres componentes se establece también en la cultura aymara y que por lo tanto
es probable que sea independiente de la cultura.
Es posible concluir que
el concepto de amor entre los universitarios aymaras distribuye sus componentes
de la siguiente manera: los niveles altos de la Intimidad y el Compromiso,
mientras que lo hacen en el grado medio de la Pasión. Por eso, es factible
concluir que el concepto de amor entre los aymaras estudiados se caracteriza
por ser un amor con intimidad y compromiso sin pasión. A esta organización del
amor se denomina: “amor de compañía” (Sternberg 2000); se caracteriza por una
amistad comprometida a largo plazo, configurando una relación conyugal carente
de pasión y atracción física.
Este estudio relacionó
los factores de la Escala Triangular del Amor con los factores de la teoría de
los Cinco Grandes de la Personalidad evaluados con el Cuestionario de los Cinco Grandes (BFQ) (Caprara,
Barbaranelli y Borgogni, 1993); Bermudez, 1995).
La escala “pasión” no correlaciona con “responsabilidad”, es probable que
las personas indistintamente a su nivel de pasión puedan o no ser responsables.
Lo propio ocurre entre la “pasión” y la “amabilidad”
El “compromiso” no correlaciona con “apertura a la experiencia”, lo que
indica que la “apertura a la experiencia” es independiente de los niveles de
compromiso; lo propio ocurre entre el “neuroticismo” con “apertura a la
experiencia”, por lo que es probable que la estabilidad emocional sea
indiferente al factor “apertura a la experiencia”.
El factor “pasión” de la ETA se relaciona positivamente con la
“extraversión”, el “neuroticismo” y la “apertura a la experiencia” del BFQ. Por
lo que es factible concluir que los niveles altos de pasión se relacionan con
niveles altos de “extraversión”, de tal manera que las personas extravertidas
tienden más a ser apasionadas que las introvertidas. Las personas con tendencia
al desequilibrio emocional tendrán menor posibilidad de presentar niveles altos
de pasión y las personas con niveles altos de “apertura a la experiencia” serán
más apasionadas que aquellas que tengan resistencia al cambio.
La escala “intimidad” correlaciona con los mismos factores que la “pasión”,
por lo tanto: a mayor “intimidad” más probable que la persona sea extravertida
y es más probable que la persona sea responsable y que no tienda al
neuroticismo. Las personas amables y generosas tendrán mayores probabilidades
de establecer vínculos amorosos íntimos que las personas egoístas. Las personas
con el rasgo de “apertura a la experiencia” serán más propensas a la
“intimidad” que las que tengan resistencia al cambio.Es posible concluir que las
personas extravertidas se acercan más al “compromiso” en sus relaciones
amorosas que las introvertidas.
Las personas responsables tienen más probabilidades de establecer vínculos
de amor con altos niveles de compromiso que las personas irresponsables. Quienes
tienen equilibrio emocional podrán formalizar relaciones basadas en el
compromiso con mayor frecuencia que las personas neuróticas. Los generosos
tienden más al compromiso que los egoístas.
Los cinco factores de la personalidad se relacionan entre ellos exceptuando
el “neuroticismo” con “apertura a la experiencia”. Las personas extravertidas
tendrán más probabilidades de ser responsables, amables, estables
emocionalmente y con apertura a la experiencia que las introvertidas. Las
personas con inestabilidad emocional tendrán menos probabilidades de ser
generosas que las personas estables. El rasgo “apertura a la experiencia” tiene
más probabilidades de presentarse en las personas extravertidas, responsables y
amables siendo independiente al rasgo de estabilidad emocional.
Saucedo (2014) investigó las diferencias de los componentes del amor según
Sternberg entre jóvenes varones y mujeres de la ciudad de La Paz y de Santa
Cruz. La muestra estuvo compuesta por 465 estudiantes paceños y 399 cruceños
comprendidos entre 17 y 29 años. La Escala Triangular del Amor presentó los
siguientes puntajes Alpha: Intimidad,
0,933; Compromiso 0,950 y Pasión
0,916. Estos indicadores señalan un alto nivel de confiabilidad de la prueba. Los
resultados obtenidos muestran diferencias entre ambas muestras, la muestra
paceña coloca la intimidad en primer lugar, luego la pasión y finalmente el
compromiso; mientras que la cruceña ordena primero al compromiso, luego la
pasión y la intimidad. Un dato interesante es el referido a la pasión en las
mujeres, en Santa Cruz el nivel de pasión de las muchachas (61,4%) es más alto
que en las paceñas (55,3%), mientras que es similar entre los varones de ambas
ciudades.
Actualmente la teoría del compromiso y el modelo de la Inversión de Rusbult
(1980) se constituyen en prolíficas teorías para explicar la satisfacción en
las relaciones amorosas (Rusbult, y Martz, y Agnew, 1998; Segal, y Fraley,
2015 ). Se compone de tres factores:
satisfacción, calidad de las alternativas de relación e inversión (Rusbult, y
Buunk, 1993). Sus estudios han
definido al Compromiso como el componente más importante en el sostenimiento
satisfactorio de las vinculaciones de pareja (Rusbult, 1983).
Bustillos (2016) llevó a cabo un estudio relacional de los factores de la
teoría de Sternberg con los pertenecientes a la teoría de Rusbult en una
muestra de 70 personas de una entidad financiera comprendidos entre 18 y 45
años el orden de los componentes del amor es: Intimidad, Compromiso y Pasión. Encontró que el factor
Satisfacción se relaciona con los tres factores de la teoría triangular, lo
propio sucede con el componente que mide la calidad de las alternativas de la
relación; finalmente, inversión relaciona positivamente con el factor Compromiso.
La calidad de la elección se relaciona inversamente con la inversión. Esta
investigación mostró la pertinencia de ambas teorías a la hora de estudiar el
concepto del amor y sus relaciones con otros elementos de la vida conyugal. Es
probable que las personas que trabajan incrementen sus niveles de compromiso en
sus vínculos amorosos en desmedro de la pasión
Paralelamente, Marín (2016) estudia los indicadores de infidelidad
utilizando el Cuestionario Multimodal de Infidelidad (Romero,
Rivera y Diaz 2007) y la Escala Triangular del Amor en una muestra de 87 trabajadores fabriles.
Identifica el orden de los componentes del amor: Compromiso, Intimidad y Pasión. Los resultados de la correlación
son ambiguos y los datos sobre los indicadores de infidelidad inválidos.
Tabla N°1 Grupo cultural y
concepto de amor, investigaciones en Bolivia.
Grupo
|
Año
|
Autor(a)
|
Pasión
|
Intimidad
|
Compromiso
|
Tipo de amor
|
Aymaras
|
2002
|
Trigo
|
3°
|
2°
|
1°
|
Compañeros
|
Paceños
|
2002|
|
Trigo
|
2°
|
1°
|
3°
|
Romántico
|
Mojeñas
|
2006
|
Ribera
|
2°
|
1°
|
1°
|
Pleno
|
Mujeres aymaras
|
2006
|
Ribera
|
3°
|
2°
|
1°
|
Compañeros
|
Paceños
|
2008
|
Cooper y Pinto
|
1°
|
2°
|
3°
|
Romántico
|
Paceñas
|
2008
|
Cooper y Pinto
|
2°
|
1°
|
3°
|
Romántico
|
Aymaras
|
2008
|
Pinto
|
3°
|
2°
|
1°
|
Compañeros
|
Paceños
|
2014
|
Saucedo
|
1°
|
2°
|
3°
|
Romántico
|
Paceñas
|
2014
|
Saucedo
|
2°
|
1°
|
3°
|
Romántico
|
Cruceños
|
2014
|
Saucedo
|
1°
|
2°
|
3°
|
Romántico
|
Cruceñas
|
2014
|
Saucedo
|
2°
|
3°
|
1°
|
Fátuo
|
Bancarios paceños
|
2016
|
Bustillos
|
3°
|
2°
|
1°
|
Compañeros
|
Fabriles paceños
|
2016
|
Marín
|
3°
|
2°
|
1°
|
Compañeros
|
Cortez (2016) estudia la relación entre los tres componentes del amor y la
sugestión en una muestra de 267 universitarios y universitarias. Utiliza el
Inventario de Sugestionabilidad (Ginzales, en: Ordi y Miguel-Tobar 1999), sus
componentes son: fantaseo, absorción, implicación emocional, influenciabilidad
y sugestionabilidad general.
Encuentra una relación negativa entre el factor Pasión y la Influenciabilidad.
Este resultado hace referencia a la dificultad de las personas enamoradas para
entender razones y cambiar de opinión.
La subestimación del Compromiso ha derivado en el surgimiento de un estilo
relacional erótico entre los jóvenes paceños: “el prende”. Pinto (2012) lleva a
cabo un estudio en estudiantes universitarios, la muestra fue de 194 mujeres y
177 varones, entre 19 y 24 años. Las personas definen el prende como un encuentro amoroso casual con besos apasionados y
caricias sensuales sin coito ni toques en las zonas genitales, preferentemente
se realiza durante la noche en fiestas. El prende
se realiza preferentemente entre personas desconocidas, rara vez con amigos o
amigas y casi nunca con ex parejas. 71% de los varones dicen haberse prendido alguna vez y 38% de las
mujeres. También indican que el prende
es más posible bajo los efectos del alcohol que en estado de sobriedad;
alrededor del 30% tanto en mujeres como en varones el prende terminó en
enamoramiento; la mayoría evita el contacto posterior con la persona con quien
se prendió. La mayoría de los varones
no se siente culpable después de prenderse;
ocurre lo contrario con las mujeres. En ambos sexos se manifiesta las ganas de
volverse a prender, pues se trata de
una experiencia altamente placentera. El 78,5% de los muchachos definen al prende como una buena experiencia; las
chicas lo hacen en el 55,7%. En ambos sexos se considera al prende como infidelidad a la relación
amorosa oficial (chicos 66,1%, chicas 78,4%). Otro dato interesante es el referido
al prende en relación a la carrera
universitaria: es más frecuente en las carreras relacionadas con los negocios.
Una investigación muy interesante fue la referida a las historias de amor y
las canciones románticas en mujeres de tres generaciones distintas, definidas
por las edades: 20 a 30 años, 30 a 40 y 40 a 50. Fue un estudio cualitativo con
tres mujeres por cada generación. En todos los casos existió una canción
asociada a la historia de la pareja, jugando un papel importante dentro de las
historias de las participantes. Fue interesante constatar que en los tres
grupos de mujeres el factor pasión está relegado por la intimidad y el
compromiso, definiéndolas como madre-esposas (Lagarde, 2001). En la generación
mayor prima el compromiso, en las otras dos, la intimidad. Las canciones
responden a temas románticos, vinculadas con los primeros momentos de la
relación amorosa, es decir durante la etapa del enamoramiento. Los contenidos
hacen referencia a mitos románticos: dependencia, complemento, pertenencia
absoluta al varón y la concepción de eternidad del amor (Miranda, 2015).
El estudio de Miranda se relaciona con el realizado por Medina (2012). De
la misma manera la investigadora consideró tres generaciones, definiendo las
mismas edades del estudio sobre las canciones. La “reunión de té” es un espacio
de conversación entre mujeres en la cual establecen una representación de sus
redes sociales. Los temas se centran en el chisme, el desahogo y los consejos.
En el grupo de jóvenes el tema central es el de sus relaciones amorosas; en la
generación madura la conversación se centra en los hijos; y en la generación de
adultas mayores el eje de la charla es la salud.
Paralelamente López (2015) investigó la pertinencia actual del sirwiñacu dentro de la cultura aymara.
Para este fin entrevistó en profundidad a dos mujeres ancianas, 79 años y 82
respectivamente, habitantes de Titijuni, de la provincia Ingavi. Los resultados
indican que el sirwiñacu es una forma genuina de instaurar un vínculo marital
establecido a través de un contrato implícito y no formal. La pareja vivirá
junta sin necesidad de el antecedente pasional del enamoramiento, aunque es más
frecuente que sea el varón quien se sienta atraído por su compañera y no así la
mujer. Se produce entre los quince y diecisiete años, siendo una especie de
prueba conyugal. Sólo si se consolida la relación de la pareja durante la
convivencia se harán los arreglos necesarios para el matrimonio legal. El sirwiñacu tiene que ver con el
sometimiento de la mujer a la familia del varón, de ahí que la palabra sea una
deformación de “servir” en castellano. El contrato no lo establece la pareja,
sino los padres de cada uno de sus componentes, es un arreglo a expensas de las
intenciones de los jóvenes. Según este estudio, la práctica del sirwiñacu es común en comunidades
aymaras cerradas, mientras que está desapareciendo en las abiertas.
Otro tema que se ha investigado ha sido la situación actual del matrimonio
a la vista de los jóvenes. El primer estudio lo llevó a cabo Aliaga (2014) a
través de grupos focales en mujeres entre 18 a 20 años. Los resultados mostraron
una tendencia a percibir al matrimonio como un contrato fundamentado en el
compromiso, ligado a la formación de una familia. Sus debilidades son la
rutina, la infidelidad y la desconfianza. Por su parte Sebastián (2016) indagó
las características de la unión libre en un estudio de caso, encontrando la
idealización del matrimonio, por lo que la pareja teme fracasar al no lograr la
realización de la idea perfecta.
Quiroz (2016) inicia el estudio en La Paz de los celos románticos en una
muestra universitaria estratificada de 68 varones y 86 mujeres comprendidos en
las edades de 18 a 20 años, a través del Inventario Multidimensional de Celos (Díaz-Loving,
Rivera y Flores,1989) comprende
seis factores: enojo, fatalismo, desconfianza, intriga, egoísmo y dolor. El
estudio relacionó los celos con los Cinco Grandes de la personalidad, evaluados
a través del Cuestionario de los Cinco Grandes (Caprara, Barbanelli y Borgogni,
1993). Se encontró un buen grado de confiabilidad de la prueba utilizada. Los
celos relacionan inversamente con estabilidad emocional; de manera específica a
mayor fatalismo menor es la estabilidad emocional, lo propio ocurre con la
desconfianza y la intriga. No se encontró relación entre los factores de los
celos románticos con la extraversión, responsabilidad, amabilidad y apertura a
la experiencia.
Actualmente estamos investigando el concepto de amor en jóvenes alteños y
en el Chaco boliviano, la ruptura amorosa, las estrategias de conquista y
seducción en varones y mujeres jóvenes, la relación entre la autoestima y los
celos, continuamos validando el cuestionario de Potencial de Violencia en las
relaciones románticas, y también la relación entre los estilos de apego y el
concepto de amor.
Referencias
Aliaga,
L. (2014) Expectativas hacia el
matrimonio en mujeres jóvenes. Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.
Tesis de Licenciatura (No publicada).
Beall,
A., Sternberg, R. (1995) The social construction of
love, Journal of Social and Personal
Relationships. 12, (3) 417-438.
Bermúdez, J. (1995). Manual del Cuestionario “Big Five” (BFQ).
Madrid:
TEA.
Berscheid, E., &
Hatfield, E. (1969). Interpersonal attraction. Addison-Wesley Pub. Co.
Bustillos,
M.J. (2016) El modelo de Inversión de
Rusbult y la Teoría Triangular del Amor de Sternberg en una Institución
Financiera de La Paz. Universidad Católica Boliviana “San Pablo”. Tesis de
Licenciatura (No publicada)
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[1]
Doctor en Psicología por la Universidad de Granada España. Actualmente es
Docente-Investigador del Departamento de Psicología de la Universidad Católica
Boliviana “San Pablo”. Docente del doctorado en Psicología de la Universidad
Católica Boliviana “San Pablo” y coordinador del posgrado en Psicología
sistémica de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”.
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