En los guantes de Diego Zamora
Por: Bismarck Pinto Tapia, Ph.D.
Cuiusvis hominis est errare: nullius nisi
insipientis, in errore perseverare[1]
Cicerón
El
jugador de fútbol o cualquier otro profesional, antes de ser el rol asumido son
personas. Como tales enfrentan los dilemas comunes a los seres humanos, viven
en incertidumbre buscando el sentido de sus vidas. Algunos encuentran en su rol
el camino para su realización, los más decididos son capaces de dejar todo para
embarcarse en la incansable búsqueda de la perfección.
Además
del esfuerzo ineludible para ser el mejor se requiere de la oportunidad. Muchos
postulan a un puesto de titular en los grandes equipos, pocos muy pocos en
verdad, son los que alcanzan su incorporación. En ese sentido, la carrera de
Lionel Messi es extraordinaria, pequeño, con una enfermedad asociada a su
crecimiento físico, a pesar de todo se esforzó y tuvo la oportunidad de jugar en
el Barcelona para concretarse en uno de los mejores jugadores en la historia
del fútbol[2].
Diego
Zamora Roca no es una excepción, es una persona que encontró en el fútbol el
sentido de su existencia. Nace en Tarija el 12 de septiembre de 1993, fue
arquero suplente del club Bolívar del 2011 al 2014, luego integró el club
Nacional Potosí desde el 2014 al 2015, a partir de ese año hasta el presente
retornó al Bolívar. Fue suplente de Romel Quiñonez quien sufrió una severa lesión
permitiendo a Zamora ser el arquero titular desde el 2016.
El
arquero es un personaje sui generis en la cancha, no es como el resto de los
jugadores[3],
como lo retrata Dixon Acosta a propósito del suicido de arqueros:
Cavilando sobre el
tema, uno puede fijarse en la figura solitaria del arquero. En efecto, este
personaje parece solista en medio de una orquesta. El portero es un hombre solo
rodeado de la multitud expectante. Mientras los demás jugadores pueden
ocultarse en diversos rincones del césped, este ermitaño cubierto por la
vergüenza y los guantes, debe permanecer atento a la espera de algún ataque
fulminante, un balonazo hiriente, sin contar los insultos, ofensas y burlas que
el público vocifera a sus espaldas. El guardameta es una especie de prisionero,
un reo sin derecho a juicio en una pequeña cárcel con tres grandes barrotes y
una red de la cual no puede escapar. Este prisionero de la naturaleza
imprevisible del fútbol será condenado sin remedio en caso de la derrota de su
equipo, sobre todo si el infausto resultado se coló entre sus piernas cuando el
tiempo del partido estaba a punto de expirar. En esas condiciones, resulta
explicable que de vez en cuando algún guardavalla termine suicidándose, el
único gol que quizás pueda hacer en su vida”.[4]
Hubieron
casos dramáticos de formidables arqueros que cometieron errores inverosímiles
costando un partido o peor aún un campeonato, fallaron Manuel Neuer[5], Gianluigi
Buffon[6],
Iker Casillas[7],
Víctor Valdez[8].
Bolívar
perdió el campeonato en el partido contra Sports Boys el 21 de diciembre.
Empataba 2 a 2, con ello le era suficiente para salir campeón, sin embargo a
los cien minutos del partido, en tiempo complementario, Vargas metió el gol que
significó una de las más dramáticas derrotas del Bolívar. Quedó esperar la definición
del campeonato enfrentando a The Strongest, con el equipo diezmado por
expulsiones y con la moral por los
suelos Bolívar fue presa fácil de su tradicional rival.
Las
redes sociales coincidieron en achacar a Zamora la responsabilidad por la
pérdida del título. El partido empatado estaba por terminar, hasta que se
produce una falta de parte de los cruceños en contra de Callejón, la cual
amerita tarjeta roja para el ofensor. Inmediatamente se produce una gresca entre
jugadores de ambos equipos iniciada por Arce quien propina golpes a diestra y
siniestra que le costarán la expulsión. Con el descontrol emocional de todo el
equipo bolivarista, sobreviene un centro del equipo rival desde el medio de la
cancha, en la defensa se encuentran cinco jugadores bolivaristas y dos de
Sports Boys, es claramente una jugada inocua, sin embargo, Zamora decide salir
de su área, lo hace tan mal que entorpece la acción de su defensa, se produce
un rebote, la pelota llega a los pies de Vargas quien chutea impecablemente introduciendo
la pelota a las redes…todo acabó[9].
¿Por
qué fue un error del arquero? No consideró los principios técnicos de la salida
en juego aéreo. En primer lugar, la salida es un recurso que debe manejar un portero, segundo, debe estar seguro de alcanzar la pelota antes que
el adversario. Si analizamos la jugada del gol, vemos que delante del arquero
cinco defensas se ordenan para el despeje, por lo tanto no era necesaria la
salida. La salida de Zamora entorpece el trabajo de la defensa, además salta
sin la precisión suficiente para dominar la pelota.
Si
bien la salida del guardameta en juego aéreo es una de las técnicas más
difíciles, uno profesional la debe dominar[10].
¿Qué pudo pasar? Desde la tribuna y las transmisiones televisivas he podido apreciar
las reacciones de Diego durante el campeonato. Indudablemente se trata de un
buen arquero, ha salvado en incontables situaciones de que su valla se vea
abatida. Tiene reflejos extraordinarios y sabe adelantarse a las jugadas. Pero
tiene un gran defecto: impulsividad.
Durante
mucho tiempo la Psicología del Deporte elogió a la agonistíca. La motivación extrema de los deportistas ante la
urgencia de la victoria[11].
Se suponía que la ejecución dependía del nivel de furia deportiva. Hoy sabemos
que no es así, el deportista debe aprender a manejar la ansiedad y el enojo. Un
ejemplo de cómo el adversario puede aprovecharse del descontrol del rival es el
inolvidable cabezazo que Zinedine Zidane le propinó al italiano Materazzi en el
Campeonato Mundial del 2006[12].
Se supo después que el defensor provocó verbalmente al notable jugador francés.
Es
sabido que los jugadores latinos se caracterizan por altos niveles agonísticos, seguramente útiles en los
combates guerreros, pero no en los deportivos. Los equipos argentinos son los
más revoltosos en nuestro continente[13].
Los futbolistas bolivianos pierden fácilmente el control. No olvidaré la
expulsión de Etcheverry ante Alemania, luego de cuatro minutos de su ingreso
entró con tanta furia que no pudo controlarla[14].
En
Bolívar Juan Carlos Arce pierde los estribos con facilidad, reclama al árbitro,
se enardece cuando lo golpean, puede fallar goles fáciles y puede cometer faltas
ingenuas; lo propio acontece con Pablo Escobar en The Strongest. Dos jugadores
extraordinarios que ven mermado su rendimiento por la carencia de recursos de
autocontrol.
Volvamos
al análisis de Zamora. Instantes antes al fatídico gol, faltaba poco para la
terminación del partido, todos los jugadores estaban ansiosos, Cellerino es
expulsado por una falta ingenua, poco después se produce una arremetida contra
Callejón, Arce se descontrola, probablemente contagia a los demás. En los
guantes de Zamora, es segura la ebullición de la ansiedad, las ganas de ser campeón
asociada al miedo de perder. Viene el
centro indefenso, pero hay muchas emociones desbordadas, pensar racionalmente
es difícil…en fin, ante la cercanía de la pelota simplemente reacciona. Y lo
demás es historia.
La
hinchada no sabe psicología, sólo sabe ganar, el sentido de su presencia es la
victoria, la derrota no está en sus planes. Los jugadores de dividen en héroes
y villanos. No existe el otro equipo, es
imposible identificar sus virtudes. Toda la atención está centrada en los nuestros,
los otros son eso, otros, unos extraños a los que se debe vencer. Nadie
recuerda que odiaba a Flores cuando jugaba en The Strongest, ahora es de
nosotros, siempre fue de nosotros. Maradona no entendía por qué los italianos
lo despreciaban, si gracias a él resucito el Nápoli[15].
El
jugador de fútbol pierde su humanidad para convertirse en un símbolo. Es el
héroe no es la persona. Las estrellas sufren por su pérdida de vida privada,
todo lo que hacen y no hacen es noticia, se sabe que Ronaldo tiene una nueva
novia[16] o
que Messi fue pillado en una farra[17].
Azkargorta decía de esta condición: “no se puede ser futbolista a ratos”[18].
Parafraseando: “Zamora no puede ser futbolista a ratos”. Nadie piensa en la
integridad del jugador, a no ser los más allegados[19].
Recuerdo con emoción el debut de Jaime Arrascaita,
al terminar el partido con lágrimas en sus ojos dedicó su actuación a su
familia y a su pueblo. Qué dolor para quienes lo quieren cuando se lesionó y
tuvo que dejar las canchas por un tiempo. Pero a nadie le importa…es un
gladiador, debe vencer o morir
En
el partido del Bolívar contra The Strongest, Zamora evitó acercarse a la barra
bolivarista a pesar de que ésta lo vitoreaba. ¡Es humano! Siente vergüenza por
su error. Pero tiene el coraje suficiente para volver a jugar y lo hace muy
bien, ahoga dos goles cantados del Tigre.
Si
la hinchada es irracional, la mayoría de los dirigentes no ven personas en los
jugadores, les preocupa el negocio. No interesa la vida personal del jugador,
para nada, la inversión será sobre su rendimiento no sobre su existencia. Así
un jugador con graves problemas familiares debe jugar el partido sí o sí. Pasó
dramáticamente con un jugador boliviano quien tuvo que jugar a pesar de la
muerte de un ser querido. Desgraciadamente no es un fenómeno exclusivo del
fútbol sino de todos los deportes. Una película que retrata dramáticamente esta
situación es “Manos de Piedra”, sobre la vida del boxeador panameño Roberto
Durán.
Lamentablemente
para el deporte boliviano, no se considera la importancia del Psicólogo Deportivo.
Se trata de un profesional entrenado en los aspectos mentales asociados con el
rendimiento y la vida de los deportistas. Conoce las técnicas necesarias para
el control emocional. No es lo mismo que un Psicólogo Clínico ocupado de
resolver problemas emocionales; sino de un especialista en los procesos
psicológicos ligados a la actividad deportiva. Escuché a entrenadores y médicos
de nuestros equipos anunciar que ellos se hacen cargo de la psicología de los
jugadores. ¿Cómo es posible? No se trata de dar charlas o aconsejar a los
deportistas, sino de realizar con ellos un trabajo profundo en el manejo de sus
condiciones emocionales y cognitivas, y en el caso de los futbolistas: de sus
relaciones interpersonales dentro del equipo, con los técnicos y dirigentes.
Nuestros
jugadores necesitan utilizar técnicas para el manejo de sus emociones, recursos
muchas veces sencillos que permiten el incremento notable del rendimiento[20].
Para algunos equipos el trabajo de los psicólogos es indispensable[21].
Diego
Zamora fue preso de sus emociones, el amor a la camiseta hizo que actúe con agonística y no con racionalidad. Si
bien es el responsable directo de su error, su accionar fue consecuencia del
caos generado por una sucesión de reacciones colectivas, incluyendo quizás a
las del entrenador. ¡Seremos campeones en segundos! Quizás algo así pasó por la
mente de los jugadores, dejaron de lado
la técnica y la estrategia, simplemente respondieron a sus impulsos: todos, no
solamente Dieguito…todos se descontrolaron…la culpable de la derrota fue la “garra”…esas
ganas ciegas de triunfar.
Zamora
seguirá su vida, lo que pasó será una de las más amargas anécdotas para contar
a sus hijos. Ojalá el Club le otorgue el apoyo que necesita, como hicieron en
el Real Madrid con Iker Casillas[22].
La
vida es más que el fútbol, si bien se parece a éste, es un juego donde un error
cometido en segundos puede destruir nuestra existencia. Un partido de fútbol es
una de las mejores metáforas de la vida. Lo que ha pasado con Bolívar pasa en
la cotidianeidad de muchas personas. La prisa, el entusiasmo ciego, la
irracionalidad conllevan muchas veces situaciones que no pueden repararse y que
devastan una existencia. Cuando estamos a punto de ganar, es cuando más cuidado
debemos tener, mayor serenidad y racionalidad.
Diego
Zamora es joven, tiene mucho por vivir. Ha tropezado, pero debe levantarse. Muchos
lo consideramos un excelente guardameta, debe responder a sus condiciones,
retomar el arco con mayor serenidad, que el error cometido le sirva para no
volverlo a cometer. Ha ganado mucha experiencia en esos dos fatídicos segundos.
Todo pasa, y esto también pasará. No debe colgar los guantes, se los debe
ajustar. Debe aprender a contener sus impulsos, entender que la furia no es la
mejor consejera. Retomar sus entrenamientos físicos y comenzar el entrenamiento
mental.
¿Qué
nos queda a los hinchas? Después de llorar, serenarnos, apoyar a nuestro equipo
con fervor y comprender que los futbolistas son personas como cualquier otra.
Aceptar que el fútbol es un juego, no es la vida, se parece a la vida. Aplaudir
el coraje de Zamora, ya quisiera verme en su situación…no creo que la sabría soportar.
Hizo lo que pudo hacer, lo hizo porque en ese momento era lo mejor…no lo fue…pero
nadie ve el futuro, si lo hubiese visto, se quedaba quieto en su área…y si
igual hubiera sido gol…nunca lo sabremos.
[1] Errar
es propio de cualquier hombre, pero sólo del ignorante perseverar en el error.
[2]
Caioli, L. (2010) Messi la historia del
chico que se convirtió en leyenda. Barcelona: Salsa Books.
[3]
Viera, M. (2005) Un sentimiento…ser
arquero. Valencia: Grupo Peña
[4] http://www.elgrafico.com.ar/2011/08/02/C-3688-viaje-a-la-mente-del-arquero.php
[5] https://www.youtube.com/watch?v=2Qe1yFlLkVw
[6] https://www.youtube.com/watch?v=n5gyGH4DOIA
[7] https://www.youtube.com/watch?v=b0Ux2ZvIGR0
[8] https://www.youtube.com/watch?v=HCTqLkKzWH0
[9] https://www.youtube.com/watch?v=nN_uCJkLDtY
[10] https://mundoportero.wordpress.com/2015/12/08/como-mejorar-el-juego-aereo-en-porteros/
[11]
V.g. Riera, J. (1985) Introducción a la Psicología del Deporte. Barcelona:
Martínez Roca.
[12] https://www.youtube.com/watch?v=FRDpZoJy8PI
[13] https://www.youtube.com/watch?v=V-olp8-tKHQ
[14] https://www.youtube.com/results?search_query=expulsion+etcheverry%2C+alemania+bolivia
[15]
Burns, J. (2005) Maradona: la mano de
Dios. Barcelona: Planeta.
[16] http://www.marca.com/tiramillas/actualidad/album/2016/11/23/58359e5de5fdea7b5b8b4586.html
[17] http://www.soy502.com/articulo/tras-derrota-barcelona-messi-fue-parranda-casino
[18]
Azkargorta, X. (1984) El futbolista como hombre. Apuntes no publicados.
[19]
Maradona, D. (2013) La hija de Dios. No
es el Diego es mi papá. Buenos Aires:Sudamericana.
[20] Mora, J. A., & Blanca, M. J. (2007). Atención-concentración como
entrenamiento para la mejora del rendimiento deportivo en jugadores
profesionales de fútbol. Revista de psicología del deporte, 10(1).
Navarro Guzmán, J. I., Amar, J. R., & González Ferreras, C. (1995).
Ansiedad pre-competitiva y conductas de autocontrol en jugadores de fútbol. Revista
de psicología del deporte, 4(2), 0007-017.
[21] Peñas, C. L., Acero, R. M., & lo Vargas, F. S. (2007). El
rendimiento en el fútbol. Una modelización de las variables determinantes para
el FC Barcelona. Apunts. Educación física y deportes, 4(90),
51-58.
[22] http://ntn24.com/noticia/iker-casillas-recibe-apoyo-tras-ser-criticado-por-sus-actuaciones-en-las-ultimas-semanas-86770
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