Por: Bismarck Pinto Tapia, Ph.D.
Es el paciente
el que hace la terapia,
uno sólo tiene
que proporcionar un clima favorable.
Luego se le deja
traer las cosas que ha reprimido
y las que ha olvidado, por uno u otro motivo.
Milton Erickson
Una
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de las más bellas composiciones musicales es
la sinfonía, creada para su interpretación por una orquesta. Son famosas las
nueve sinfonías de Beethoven, las de Tchaikovsky, Mahler, Schubert y otras. Una
sinfonía se compone de cuatro movimientos, por ejemplo: allegro ma non troppo, adagio,
andante, etcétera. El movimiento se
refiere a la velocidad de la interpretación: el tempo.
La Psicoterapia
sistémica es una sinfonía relacional, cada etapa de la terapia se caracteriza
por un tempo, movimiento musical de la interacción entre el psicoterapeuta y
los consultantes en el contexto terapéutico.
Adagio:
es el primer movimiento, la velocidad es lenta. El objetivo es la
compenetración relacional, tanto el terapeuta como los pacientes se entregan al
proceso de conocerse. Las tareas fundamentales son:
Ø
Identificar
el lenguaje del paciente: identificar la predominancia de los mediadores verbales
en la organización de su pensamiento: estilo cognitivo, mediador propiamente
dicho (visual, auditivo, somestésico o lógico).
Ø
Identificar
el manejo de sus emociones: predominancia emocional, emociones reprimidas,
emociones desconocidas, organización de su sistema emocional, sentimientos y
emociones.
Ø
Conocer
las creencias del paciente para contrastarlas con las del psicoterapeuta.
Ø
Involucrarse
en los mundos del paciente: interesarse por su realidad, ser una especie de
“antropólogo en Marte”, indagar las rutinas, actividades, intereses y pasiones.
Ø
Conocer
el sentido de vida del paciente: escuchar sus sueños y anhelos, determinando si
está en pos de ellos, si los abandonó o si no los tiene.
Ø
Conocer
la historia personal, familiar, de pareja y sociales, estableciendo sus afectos
positivos y negativos.
Ø
Sondear
la predominancia de su estilo de apego: seguro, ansioso inseguro, ambivalente
inseguro o desorganizado.
Ø
Establecer
la estructura de personalidad del paciente.
Ø
Definir
las resonancias de la historia del paciente con la historia del terapeuta.
Ø
Hacer
conocer al paciente el consentimiento informado del proceso psicoterapéutico.
El psicoterapeuta deberá ir lento, tomándose el tiempo necesario para
establecer un vínculo empático, reconociendo las simpatías y antipatías con los
consultantes (individual, pareja, familia o grupo). Debe tomar conciencia de
las reacciones de su cuerpo para reconocer las emociones resultantes de la
interacción. Ser capaz de entrar y salir de su organismo, concentrándose en el lenguaje
no verbal del paciente antes que en el discurso. Mirar a los ojos del otro para
provocar el encuentro auténtico. Recorrer las sensaciones que nos produce el
sufrimiento.
Es el movimiento más importante del proceso terapéutico, su duración
dependerá de la capacidad de compenetración[1]
del psicoterapeuta. En el proceso de formación es indispensable el
autoconocimiento y la supervisión de un maestro o maestra para la
identificación de las limitaciones personales, las resonancias y las
potencialidades.
Andante ma non troppo:
la marcha segura pero no muy rápida. Es la etapa de la definición del problema
y del diagnóstico diferencial. Un problema es una situación que impide el
alcance de una meta y cuya solución depende de la persona. Se debe diferenciar
de la dificultad, es un impedimento para alcanzar una meta donde la solución no
depende de la persona.
Una vez definido el problema o la dificultad se deben analizar los motivos
que impidieron su solución. Esto conlleva a la reflexión sobre el diagnóstico.
Se trata de una mala definición del problema, de complicaciones psicológicas o
incapacidades. Habiéndose establecido con claridad el problema, se deben
establecer las metas terapéuticas. Las tareas de esta etapa son:
Ø Establecer con el paciente la palpable definición del
problema.
Ø Operacionalizar el problema a partir de evidencias y
comportamientos, evitando definiciones desde los sentimientos o las
suposiciones. No es un problema el sentirse mal, sino el evento asociado a
dicho sentir. No es un problema la situación de otra persona, sino aquello
perturbador del otro generador de comportamientos desadaptados.
Ø Diferenciar los problemas de las dificultades.
Desarrollar capacidades de afrontamiento de los unos y de las otras para lograr
la precisión de la definición.
Ø Establecer con precisión las soluciones intentadas.
Ø Promover las hipótesis explicativas de la perpetuación
del problema.
Ø Reconocer la presencia o no de algún trastorno mental.
Ø Reconocer la presencia o no de alguna alteración
neuropsicológica.
Ø Construir con el paciente las metas de la psicoterapia.
Allegro a capricce:
movimiento cadencioso, creativo y alegre, donde el psicoterapeuta elige el
derrotero favorito y acorde a las circunstancias para desarrollar el proceso de
solución del problema concomitante con el crecimiento personal tanto de los
consultantes como el propio. Se funden en sus actitudes el saber científico y
el arte de la psicoterapia relacional sistémica. Se eligen las estrategias más
eficientes para el logro de las metas terapéuticas. Las tareas fundamentales en
esta etapa son:
Ø
Preguntarse
acerca de la pertinencia de los conocimientos del psicoterapeuta en relación al
problema planteado por el paciente: ¿lo que aqueja al paciente sé cómo
resolverlo?, ¿este tipo de problema es de la incumbencia de mi formación?
Ø
Si
la respuesta es no, se debe proceder con la derivación del caso al profesional
competente.
Ø
Preguntarse
acerca de la capacidad de compenetración con el paciente, reconociendo las
limitaciones personales: ¿mis creencias pueden perjudicar al desarrollo
personal del paciente?, ¿tengo prejuicios que me impulsan a juzgar al
paciente?, ¿las actitudes del paciente ponen en riesgo mi estabilidad
emocional?, ¿la problemática del paciente puede afectar mi vida personal?
Ø
Las
respuestas a las preguntas anteriores, definirán la aceptación o no de asumir
la responsabilidad por el proceso terapéutico.
Ø
Asumida
la responsabilidad, se debe establecer la indicación pertinente, ¿cuál es la
indicación? ¿Corresponde a terapia individual, conyugal o familiar?
Ø
Definir
una estrategia terapéutica coincidente con la eficiencia demostrada para la
solución del problema presentado, con las técnicas aprendidas y con el estilo
personal del terapeuta.
Ø
Poner
en acción el proceso terapéutico dirigido al cambio.
Ø
Revisar
constantemente las hipótesis planteadas, retroceder sin temor cuando el camino
es el equivocado para recomenzar por uno nuevo.
Ø
Interactuar
siempre con la actitud ética característica esencial del quehacer de los
psicoterapeutas sistémicos.
Larghettto: es el último
movimiento, la etapa de la evaluación y el seguimiento. Reflexionar con los
pacientes acerca de la consecución o no de las metas terapéuticas. Verificar
los cambios conseguidos. Las tareas son:
Ø Identificar con precisión el alcance de las metas
reflexionando en conjunto con los pacientes.
Ø Evaluar los aspectos resueltos y los no resueltos del
problema.
Ø Reconocer el impacto del cambio en el entorno social del
paciente: familia, pareja, trabajo y amigos.
Ø Evaluar las acciones del proceso terapéutico involucradas
en el cambio.
Ø Evaluar las acciones del proceso terapéutico que
incidieron negativamente en la vida del paciente.
Ø Si existieron, se deben proponer alternativas para
reparar aquello que la terapia dañó.
Ø Identificar los eventos coadyuvantes para el cambio
ajenos al proceso relacional terapéutico.
Ø Identificar los eventos coadyuvantes para el impedimento
del cambio.
Ø Una vez lograda las metas terapéuticas se debe proponer
un tiempo para el seguimiento, es pertinente un mes, luego tres meses, seis
meses y un año.
Se escuchan los últimos sones de la sinfonía, los músicos guardan sus
instrumentos, el teatro se vacía, el escenario queda dispuesto para una nueva
interpretación.
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