Efectividad de la psicoterapia sistémica en el tratamiento de trastornos mentales
Por: Bismarck Pinto Tapia, Ph.D.
Toda convicción es una cárcel.
Nietzsche
Cuando
|
buscamos ayuda,
esperamos recibir soluciones efectivas. Dar lo que sabemos hace bien es un
principio ético fundamental, se relaciona con el primum non nocere: sobre todo no dañar. Por ejemplo, si se sabe que
la Talidomida es un medicamento peligroso para una mujer en estado de
gestación, los médicos dejarán de recetarla. Si se descubre una medicina mejor
que aquella usada anteriormente, se desestimará el uso de la antigua para
utilizar la nueva.
La ciencia es la encargada de verificar la validez y
eficacia del conocimiento, propone un método fundamentado en la duda. Popper denominó a una de las
características elementales del método científico: falsabilidad. Una teoría
debe ser falsable, esto es, factible de ser contrastada con la experiencia. De
la misma manera, las técnicas terapéuticas deben ser falsables[1].
Para evaluar la efectividad de un tratamiento se consideran
los siguientes aspectos[2]:
a) especificidad: determinando cuáles son las conductas que
mejoran
b) intensidad: grado de mejoría de las conductas
c) plazo: tiempo que requieren los síntomas para disminuir
c1) duración a corto plazo: si hay mejora mientras la
persona está en tratamiento
c2) duración a largo plazo: si se mantiene la mejoría
después de terminado el tratamiento
d) costes: si se presentan efectos secundarios, si ocurren
abandonos de la terapia, rechazos
e) interacciones: se evalúa la interacción con otros
tratamientos
f) balance: cómo es el resultado en comparación con otros
tratamientos
El grado de efectividad de un sistema terapéutico depende de
la calidad de los datos empíricos que posee. Las anécdotas, los estudios de
casos y las apreciaciones de los psicoterapeutas no ofrecen datos confiables
para considerarlos dentro de la evaluación de la eficacia. En ese sentido, sólo
son confiables los datos provenientes de los siguientes lineamientos[3]:
a) han sido investigados con diseños experimentales
rigurosos
b) se alcanzaron resultados significativos en comparación al
grupo sin tratamiento, al placebo o a intervenciones alternativas. También se
consideran los resultados coincidentes con un tratamiento previamente
establecido como eficaz
c) los resultados tienen que haber sido constatados
mínimamente por dos grupos de investigación independientes
d) el tratamiento debe estar descrito con prolijidad y se
debe haber realizado un muestreo que permita la validez de los datos
Otra característica que se toma en cuenta para definir la
efectividad de los tratamientos psicoterapéuticos es su utilidad clínica, la
cual se compone de tres propiedades:
a) las técnicas deben ser reproducibles
b) los pacientes no deben sufrir daños colaterales
c) debe existir equilibrio entre los costes y los beneficios
Como es posible apreciar, se trata de procedimientos
rigurosos, los cuales intentan establecer con la mayor precisión posible la
pertinencia de la aplicación de las técnicas terapéuticas. Vale la pena
recalcar que no todas las corrientes psicoterapéuticas admiten la evaluación de
su quehacer, huelga decir que el psicoanálisis es el más reticente a la validación
aludiendo que al interesarse por la subjetividad no es pertinente la
efectividad[4].
Al contrario de esas posturas las escuelas sistémicas se han sometido a la
validación de su efectividad.
Bados y García, elaboran una exhaustivo meta análisis sobre
los estudios de eficacia y utilidad clínica, considerando tres indicadores: la
mejor terapia alternativa, mejor que terapia no específica y mejor que no
recibir terapia. Los resultados más interesantes son[5]:
1)
Tratamientos con apoyo empírico para diferentes trastornos en adultos
Problema
|
Tratamientos
eficaces y específicos
|
Tratamientos
eficaces o posiblemente eficaces
|
Trastorno de pánico con agorafobia
|
Terapia cognitiva comportamental (TCC)
Exposición en vivo
|
Exposición más entrenamiento en comunicación
de pareja.
TCC con ayuda de la pareja
|
Fobia y ansiedad social
|
- Exposición
- TCC - Terapia cognitiva
-Entrenamiento en habilidades sociales
(posiblemente)
-Desensibilización sistemática (ansiedad
social y miedo hablar en público)
|
|
Trastorno por estrés post-traumático
|
Exposición
TCC
|
Terapia
cognitiva
Eye
Movement Desensitization and Reprocessing
Inoculación de estrés (posiblemente)
|
Trastorno Obsesivo Compulsivo
|
Exposición más prevención de respuesta (EPR)
|
Terapia cognitiva
TCC
EPR asistida por familia y relajación
|
Estrés
|
Inoculación de estrés
|
|
Depresión mayor
|
Terapia cognitiva
Terapia interpersonal
Curso de afrontamiento de la depresión (TCC)
Programación de actividades Terapia de
autocontrol
Terapia
solución problemas
Terapia meta cognitiva
|
Terapia dinámica breve (posiblemente)
Terapia
sistémica[6] (posiblemente)
|
Trastorno bipolar
|
Psicoeducación
Terapia
familiar y marital
TCC
|
|
Conflicto marital
|
Terapia marital conductual
|
TCC
Terapia cognitiva
Terapia pareja centrada en emociones
Terapia marital orientada al insight
Terapia
sistémica
|
Anorexia
|
Terapia cognitiva más rehabilitación
nutricional
|
Terapia
familiar (posiblemente)
TCC (posiblemente)
|
Bulimia
|
TCC
|
Terapia interpersonal (posiblemente)
|
Obesidad
|
TCC con hipnosis
|
|
Trastorno de personalidad limítrofe
|
Terapia psicodinámica breve
Terapia conductual dialéctica
|
|
Esquizofrenia
|
Terapia psicológica integrada (tipo TCC)
Terapia
familiar conductual Terapia familiar de apoyo a
largo plazo
|
Programas conductuales de aprendizaje social
y economía de fichas
Entrenamiento en Habilidades Sociales
TCC
Entrenamiento para vivir en la comunidad
Terapia
familiar sistémica Terapia grupal de apoyo (pe)
|
2)
Tratamientos con apoyo empírico para diferentes trastornos en niños (N) y
adolescentes (A)
Problema
|
Tratamientos
eficaces y específicos
|
Tratamientos
eficaces o posiblemente eficaces
|
Trastornos
de ansiedad
|
TCC
TCC
con participación de la familia
|
|
Fobias
|
Modelado
participante Práctica reforzada Desensibilización
en vivo
|
Desensibilización
imaginal
Modelado
en vivo o filmado
TCC
Escenificaciones
emotivas (posiblemente)
|
Depresión
|
CC
(N)
Curso
de afrontamiento depresión más entrenamiento en habilidades (A)
Terapia
interpersonal (A)
|
|
Trastorno
negativista desafiante
|
Entrenamiento
de Padres basado en vivir con hijos
Entrenamiento
de Padres mediante modelado en vídeo
|
Terapia
de afrontamiento de la ira
Entrenamiento
en asertividad –
TCC,
terapia racional-emotiva –
Programa
prevención de delincuencia –
Terapia familiar funcional Terapia
sistémica
Terapia
de interacción padres-hijos
Entrenamiento en Resolución de Problemas
Tiempo
fuera
|
Enuresis
|
Alarma
ante la orina Entrenamiento en cama
seca
|
Entrenamiento
conductual de amplio espectro en el hogar
|
Encopresis
|
Modificación
de conducta más tratamiento médico
|
Esta visión de la efectividad de distintas psicoterapia
permite asimilar los alcances y límites de las intervenciones sistémicas
comparadas con otras terapias. A continuación revisaré algunos estudios de
evaluación exclusiva de la eficacia de las terapias con enfoque sistémico.
Un meta análisis relativamente reciente[7],
comparó el impacto de la Terapia Familiar Sistémica (TFS) en los siguientes
trastornos: ansiedad, estado de ánimo, alimentación, uso de sustancias y
esquizofrenia. Considerando que los reportes de eficacia indican un 70% de la TFS en publicaciones desde el 2000, sobre todo
cuando se compara con grupos que no recibieron ningún tratamiento, disminuye su
efectividad cuando se compara con otros tratamientos, se recurrió a especificar
los trastornos en vez de evaluarla de manera global. Se encontró que la TFS es
eficaz sobre todo con los trastornos de alimentación, trastornos del ánimo,
trastorno obsesivo compulsivo y esquizofrenia, encontrándose evidencia relativa
con los trastornos somatomorfos. La validación de la TFS en relación a la
depresión, muestra que no es un recurso lo suficientemente eficaz. No existe
suficiente evidencia sobre su efectividad en el tratamiento de los trastornos
de ansiedad y las adicciones. Otro hallazgo importante fue el referido a la
efectividad de la TFS y la edad de los pacientes: los jóvenes se benefician más
que los adultos. También se evidenció que la TS es efectiva cuando se trabaja
con familias disfuncionales. Otra conclusión es que la mayoría de los pacientes
no rechaza ser tratado con las técnicas de la TS, manifestando satisfacción.
La investigación sobre la efectividad de la terapia
concierne a la verificación de los resultados en la resolución de los problemas
de las personas que acuden a los servicios psicoterapéuticos. La psicoterapia
debe ceñirse al principio ético de
beneficencia, esto es, sobre todo no dañar. De tal manera que la experiencia terapéutica
de los pacientes les beneficie de alguna manera con el menor costo posible y
con la suficiente brevedad. Los estudios más rigurosos han recurrido a estudios comparativos con un grupo que no
recibió psicoterapia como el realizado por la US Health Maintenance Organization (HMO[8]).
La HMO validó la eficiencia de cuatro psicoterapias: (1)
Terapia de pareja; (2) Terapia familiar con paciente identificado; (3) Terapia
familiar sin paciente identificado; (4) Terapia individual y se añade (5)
comparación con grupo de asistentes al HMO que no recibieron ningún tipo de
terapia.
Se llevaron a cabo tres estudios, el primero consistió en
una selección aleatoria de grupos de personas que requirieron apoyo psicológico
complementario para sus problemas de salud, fueron 564 personas, recibieron distintos tipos de psicoterapia
siendo comparados por seis meses antes de la terapia, seis meses después de la
terapia y un año después de haber sido sometidos a terapia. Los resultados
mostraron un decremento significativo de
los problemas psicológicos un año después de haber recibido psicoterapia. En el
caso de la terapia de pareja, el 21% manifestó mejoras, la terapia familiar sin
paciente identificado expresó el 30% de mejora. Las terapias menos eficaces
fueron la terapia familiar centrada en un paciente 9,5%) y la terapia
individual (10%).
El segundo estudio hizo referencia al seguimiento de 65
pacientes después de seis meses de haber recibido terapia. Se trataba de
pacientes con problemas en diferenciar sus problemas de salud de las
somatizaciones. Las psicoterapias individuales fueron efectivas en el 48% de
los casos y las familiares el 57%, el 52% se beneficiaron con la terapia de
pareja.
El tercer estudio hizo referencia a las características de
los profesionales que obtuvieron mayor efectividad. Se encontró que aquellos
con entrenamiento en psicoterapia obtuvieron mejores resultados que aquellos
que no realizaron cursos de especialización.
En otra investigación realizada en Kansas[9],
se verificaron los costos de familias con un adolescente diagnosticado con
trastorno de conducta. Se estimó el impacto de los gastos realizados en 3753
familias. Los resultados mostraron que 3086 familias recurrieron a terapia
individual, con un costo promedio de 16200 U$. 503 recibieron terapia familiar
en un consultorio, con un costo promedio de 11116 U$. Finalmente, 164 fueron
sometidos a terapia familiar en sus hogares, con un costo promedio de 1622 U$.
La efectividad de la Terapia Centrada en el Problema (TCP)
ha sido evaluada el 2000 y el 2009 a partir de veinte meta análisis en terapias
de pareja y familia considerando los conflictos resultantes del ciclo vital de
la familia[10]. Se
visaron los siguientes problemas: relaciones de pareja estresantes, problemas
psicosexuales, violencia doméstica, trastornos de ansiedad, trastornos del
estado de ánimo, abuso de alcohol, esquizofrenia y adaptación a enfermedades
crónicas.
Los resultados mostraron lo siguiente:
a) Relaciones de pareja estresantes: 80% de mejoras en las
parejas tratadas con TCP. En los casos de Terapia
de Pareja Centrada en las Emociones (TPCE) el mejor predictor fue la fuerza
de la alianza con el terapeuta y la creencia de la mujer en que su pareja aún
se preocupa por ella. La Terapia de
Pareja Comportamental (TPC) se manifiesta efectiva en parejas jóvenes. Por
su parte la terapia de pareja orientada al Insight, demostró que solamente el
3% se divorciaron después de la experiencia, mientras que el 38% de las
sometidas a TPC terminaron en divorcio.
b) Problemas psicosexuales: En los casos de deseo sexual
disminuido, la terapia más efectiva es la Terapia Cognitiva Comportamental (TCC)
con un alcance de efectividad oscilante entre el 50 al 70%. En el trastorno
orgásmico femenino, las técnicas más efectivas son la masturbación directa
combinada con ejercicios de focalización sensitiva. Los trastornos asociados al
dolor en mujeres como el vaginismo y la dispareunia han sido tratados
efectivamente con técnicas conductuales y cognitivas principalmente el uso de
la Desensibilización Sistemática. En
casos de disfunción eréctil se ha comprobado mayor efectividad cuando se
combina el Sildenafil con TCC, lo propio acontece con la eyaculación precoz, la
terapia farmacológica combinada con ejercicios conductuales deriva en mejores
resultados que los alcanzados con intervenciones que sólo introducen una de las
terapias.
c) Violencia doméstica: La terapia de pareja ha demostrado
ser eficiente en su erradicación. Sin embargo, cabe señalar que su eficiencia
se supedita a que la pareja haya decidido continuar junta y que la persona
violenta acepte un compromiso de no agresión. Los recursos terapéuticos más
útiles incluyen: el agresor asume la responsabilidad por la violencia, técnicas
de Terapia Centrada en las Soluciones, cambios de creencias, modificación de
las distorsiones cognitivas que justifican la violencia, entrenamiento en el
manejo de la ira, entrenamiento en comunicación y habilidades para resolver
problemas y prevención de recaídas.
d) Desórdenes de ansiedad: la Terapia Familiar Sistémica ha
demostrado ser efectiva en dos trastornos de ansiedad: el trastorno de angustia
con agorafobia y el trastorno obsesivo compulsivo.
e) Trastornos del estado de ánimo: el objetivo de la Terapia
Familiar es la reducción del estrés en la familia con algún miembro deprimido.
La TCP no es lo suficientemente efectiva aplicada a la depresión en comparación
con la TCC combinada con antidepresivos, se ha obtenido un 65% de eficacia ante
el 25% conseguido por el tratamiento farmacológico sin apoyo psicológico. La
Terapia Sistémica de Pareja posee altos índices de efectividad en el
tratamiento de la depresión de uno de los cónyuges, encontrándose que resulta
más efectiva que el tratamiento con medicamentos[11].
La Terapia Familiar fundamentada en el
modelo de McMaster resulta efectiva en el tratamiento de la depresión
cuando se combina con antidepresivos y TCC. También ha demostrado efectividad
la Terapia de Pareja Centrada en las Emociones (TPCE). En cuanto al trastorno
bipolar, el primer recurso efectivo es el farmacológico, el objetivo de la
Terapia Familiar Sistémica es evitar la recaída del paciente y la mejora de su
calidad de vida además de coadyuvar a la adherencia al tratamiento. Ha
demostrado ser efectiva en el manejo del estrés familiar y en los procesos de
adaptación de la familia a los problemas del paciente bipolar.
f) Abuso del alcohol: una de las medidas más efectivas en el
tratamiento es el trabajo comunitario combinado con Terapia Familiar[12],
comparado con otras formas de abordaje, resulta 60% más efectivo.
Indudablemente el apoyo familiar y de la pareja permite una recuperación más
probable, en cuanto a las técnicas terapéuticas conyugales, la Terapia de
Pareja Comportamental ha demostrado ser una de las más indicadas[13]. Una nueva tendencia en el enfoque sistémico
desarrollada en el Reino Unido ha sido la Terapia
del Comportamiento y Red Social (Social
Behaviour and Network Therapy, SBNT)[14]
permite el apoyo de las redes sociales y el aprendizaje de técnicas de
afrontamiento en personas con problemas con el consumo del alcohol.
g) Esquizofrenia: considerando que es consecuencia de
alteraciones bioquímicas y neurológicas con origen genético, la psicoterapia no
hace mella en la reducción de los síntomas asociados a la psicosis, sin embargo
ayuda en el apoyo familiar y en favorecer una buena calidad de vida a los
pacientes. La Terapia Familiar Sistémica ha sido pionera en el desarrollo de
programas educativos para la familia[15].
Actualmente varios estudios sobre la efectividad de estos programas han
demostrado un alto grado de credibilidad[16].
h) Enfermedades crónicas: la investigación sobre la
efectividad de la Terapia Sistémica en la adhesión al tratamiento, manejo del
dolor y adaptación a la enfermedad, se ha realizado principalmente en casos de
demencia, enfermedades cardíacas, cáncer, dolor crónico, artritis y lesiones
cerebrales. La validación de la efectividad ha demostrado que la Terapia de
Pareja es mejor que la Terapia Familiar[17].
Uno de los estudios más recientes ha sido el meta análisis
realizado por Pinquart, Oslejsek, y Teubert el 2016. Tomaron en cuenta los
siguientes problemas: trastorno de ansiedad, trastorno del estado del ánimo,
trastorno alimenticio, abuso de sustancias, esquizofrenia, trastorno obsesivo
compulsivo y trastorno somatomorfo. La investigación se realizó sobre diseños
con grupo control, además se interesaron por estudios que consideraron la
aplicación de Terapia Sistémica pura en vez de aquellas donde se la combina con
otras técnicas incluyendo la farmacológica. Se revisaron publicaciones de 1977
al 2013, un total de 71 artículos[18].
Los resultados mostraron un crecimiento de la efectividad con el transcurrir de
los años, alcanzando de manera general un 70%.
Los estudios de meta análisis sobre la efectividad de la
Terapia Familiar (TF) y la Terapia de Pareja (TP) se han realizado desde 1987[19]
debido a la proliferación de terapeutas sistémicos. En aquella época se
encontraron 178 estudios, los resultados señalaban la eficacia y eficiencia de
la terapia familiar siempre y cuando se la empleaba complementando otras terapias,
era menos exitosa que la terapia individual, aumentaba su efectividad si se
trataba a todos los componentes de la familia y resultaba idónea en situaciones
de crisis.
Uno de los problemas en los estudios de efectividad consiste
en los criterios clínicos de la resolución del trastorno. Sexton y Turner
estudiaron la efectividad de la TF en una población de jóvenes infractores de
la ley, establecieron como criterio de éxito la adherencia al tratamiento,
riesgo de incidencia e identificación de los factores de protección[20].
Estos criterios asumen que la terapia será eficiente siempre y cuando el
paciente identificado después del tratamiento se ajuste a ellos. Otra manera de
validad la TF ha sido compararla con el tratamiento individual, por ejemplo, un
equipo de investigadores revisó la efectividad en un grupo de pacientes adictos
a sustancias ilícitas, los resultados mostraron que ambas formas de abordaje
otorgaban similares resultados[21].
La tendencia actual, impone utilizar varios criterios y no
solamente aquellos establecidos por los manuales estadísticos[22].
En ese sentido, en un trabajo más reciente (Darwiche, y Roten), no solamente se
evalúo la efectividad sino la calidad del tratamiento, por lo que se consideraron
tres niveles de análisis[23]:
I: Informes de tratamientos basados en la evidencia: hace
referencia únicamente a aquellos informes con evidencia empírica, este nivel no
especifica el modelo terapéutico utilizado y se centra en una sola medida en
lugar de múltiples conduciendo a varios sesgos de análisis.
II: Informes basados en la evidencia de tratamientos con
antecedentes de resultados que prometen efectividad: los límites de este tipo
de informes consisten en la poca cantidad de estudios y problemas
metodológicos, usualmente referidos a evaluaciones rigurosas de un solo estudio
o varios estudios con pobre rigurosidad.
III: Tratamientos basados en la evidencia: hacen referencia
a tratamientos bien desarrollados, son sustentados con investigaciones de alta
calidad, mostrando que los resultados obtenidos por el modelo terapéutico puede
ser replicado en distintos entornos. Entre las ventajas de este tipo de
pesquisas está la presencia de un protocolo de intervención, la posibilidad de
medida de la integridad del tratamiento, detalles sobre los problemas de los
pacientes y el contexto de prestación de servicios, además de la validez de los
resultados clínicos. Este nivel posee tres categorías de análisis:
a) la fuerza de la evidencia: informes que obtuvieron
resultados satisfactorios del grupo que recibió TF en comparación a la ausencia
de tratamiento y a otro que recibió un tratamiento alternativo.
b) procedimientos de cambio: tratamientos que muestran una
vinculación entre la teoría del cambio del modelo y los resultados obtenidos.
c) eficacia contextual: tratamientos que poseen el potencial
de ser generalizables debido a que ofrecen resultados positivos en diferentes
grupos con diferentes problemas clínicos en varios contextos de prestación de
servicios.
La guía de validación de la efectividad de Sexton y Turner
ha demostrado ser un excelente recurso de criterios para considerar la
evaluación de las terapias, puesto que no solamente se centra en los aspectos
señalados por los manuales estadísticos.
El tratamiento psicológico de los problemas infantiles y de
los adolescentes, entraña niveles de dificultad distintos a los referidos al
manejo de adultos. De ahí la emergencia de identificar los modelos terapéuticos
más eficientes. La TF suele ser indicada a menudo como un recurso de
intervención en este tipo de casos. Sydow y sus colaboradores[24]
llevaron a cabo un meta análisis sobre informes acerca de la validación de la
TF sistémica aplicada a niños y adolescentes con problemas. Se consideraron sólo los reportes que
utilizaron una distribución aleatoria de los grupos en tratamiento comparados
con grupos control, evaluando tratamientos sistémicos de diversas formas:
familia, individual, grupal y terapia de grupo multifamiliar con pacientes
niños y adolescentes, comprendidos entre 0 a 17 años, diagnosticados con algún
trastorno mental según criterios del DSM o el CIE y conceptos clínicos válidos
hasta finales del 2011. Se consideraron 47 artículos provenientes de Estados
Unidos, Europa y China. Los trastornos identificados fueron: trastornos por
déficit atencional, trastornos de conducta y trastornos por uso de substancias.
Los resultados se estimaron estables durante el seguimiento de 14 años.
Los resultados han mostrado un alto nivel de
efectividad de la Terapia Sistémica en el tratamiento de los trastornos
infantiles y juveniles atendidos, independientemente a la forma utilizada. No
se encontraron contraindicaciones o efectos adversos cuando se aplicó la TF. La
adhesión al tratamiento y la evitación de recaídas es superior a otro tipo de
aproximaciones terapéuticas. Se ha observado un alto grado de efectividad en el
tratamiento de la delincuencia juvenil, 42 de 47 estudios coincidieron en la
efectividad de la TF em comparación a grupos de control tratados con
intervenciones psicosociales, terapia individual, terapia de grupo e
intervenciones psicoeducativas. La Terapia Sistémica resulta eficiente en
múltiples contextos y diversos trastornos: síntomas primarios y secundarios,
conflictos familiares, problemas con el sistema judicial y rendimiento escolar.
Se encontró que los efectos de la Terapia Sistémica no solamente se mantienen
después de 6 a 12 meses de realizado el tratamiento, sino que existen informes
que señalan la mantención del cambio hasta después de 23 años. Es una terapia
que resulta más efectiva con pacientes de Estados Unidos que con los europeos.
Las recaídas y la desobediencia al tratamiento son más frecuentes en pacientes
pertenecientes a grupos minoritarios. La Terapia Sistémica resulta efectiva
tanto en varones como en mujeres. Finalmente al ser una terapia breve resulta
en menores costos para los pacientes.
La TFS
ha sido
ampliamente utilizada para resolver problemas infantiles. Uno de los meta
análisis más citados es el realizado por Carr el 2009[25].
Hace referencia a la validación de la efectividad de la TF aplicada a los
siguientes ámbitos de los trastornos infantiles: trastornos del sueño, trastornos
de la conducta alimentaria, y problemas
del apego. A ellos se suman los problemas de abuso y negligencia: abuso
psicológico y negligencia y abuso sexual. Finalmente se consideraron los
problemas de conducta y los trastornos de la atención. Se añadieron los
problemas de adolescentes: adicciones a sustancias y trastornos de
alimentación.
Los resultados más interesantes son los siguientes:
a) En relación
a los trastornos del sueño: las terapias más efectivas son las
fundamentadas en el modelo cognitivo comportamental. La TFS combinada con
terapia farmacológica tiene éxito a largo plazo.
b) En cuanto a los trastornos de la conducta
alimentaria: incluyen el
rechazo de alimentos, las dificultades de autoalimentación, los problemas de
deglución y los vómitos frecuentes, la efectividad recae en programas
comportamentales.
c) Trastornos del
apego: la TFS es efectiva en modificar el apego inseguro, centrándose en las
conductas de protección de las madres.
d) En los
problemas asociados al abuso y negligencia la TFS es significativamente
efectiva.
e) Cuando se
presenta abuso sexual, la terapia cognitiva comportamental es eficaz en la
reducción de los síntomas de estrés pos traumático.
f) Los problemas
de conducta y déficits de atención son resueltos con programas comportamentales
dirigidos a los padres.
g) En las adicciones
a sustancias, la TFS ha demostrado ser más eficiente que otras formas de
intervención.
h) En los
trastornos de ansiedad se consideran los siguientes problemas: ansiedad por
separación, fobias, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo compulsivo
y trastorno por estrés pos traumático. La TFS resulta ser menos efectiva que el
tratamiento individual asentado en el modelo cognitivo comportamental.
i) Cuando se
suscita deserción escolar, la TFS ha demostrado ser más efectiva que otras
terapias, sobre todo si se combina con entrenamiento en relajación,
afrontamiento y desarrollo de habilidades sociales.
j) La TFS ha
demostrado ser efectiva en el tratamiento con niños con trastorno obsesivo
compulsivo, principalmente la terapia familiar con técnicas de exposición y
aquella que recurre a técnicas de prevención de los síntomas.
k) El manejo de
la depresión mayor no es un área de efectividad de la TFS, lo es la TCC. Sin
embargo la terapia de grupo y el apoyo a la familia resultan ser recursos efectivos
cuando se utiliza el enfoque sistémico.
l) La TFS ha
demostrado su efectividad en el tratamiento del duelo.
ll) La terapia
farmacológica es la más efectiva en el tratamiento del trastorno maníaco
depresivo, la TFS ha demostrado ser efectiva en la psicoeducación de la
familia.
m) Seis estudios
de meta análisis demuestran la efectividad de la TFS en el manejo del intento
suicida en adolescentes.
n) La TFS ha
demostrado efectividad en el tratamiento de los trastornos de alimentación. Más
aún cuando combinada con terapia de grupo y TCC
ñ) Las técnicas
de entrenamiento en el reconocimiento de la alarma para la micción y la
defecación asociadas a la TCC han resultado efectivas para el tratamiento de la
enuresis y la encopresis.
o) El tratamiento
del asma infantil resulta más efectivo si se acompaña de TFS
p) El manejo del
tratamiento de la diabetes se fortalece generando mejor adhesión al tratamiento
y disciplina en los hábitos cuando se trabaja con TFS.
Para concluir,
vale la pena hacer referencia a la efectividad de la Terapia Narrativa (TN),
lamentablemente existe escases de informes al respecto, quizás porque priman
los reportes cualitativos, muchos de ellos asentados en la investigación
etnográfica[26]
y en reportes de estudios de casos en los cuales prima el testimonio de los
pacientes[27].
Acontece también que la TN pertenece a la epistemología constructivista y por
ende rechaza cualquier atisbo de positivismo por lo tanto rechaza las
evaluaciones de efectividad basadas en criterios cuantitativos[28].
Las personas que
buscan ayuda psicoterapéutica confían en el trabajo de los terapeutas. Sin
embargo, en Bolivia no existen estudios sobre la efectividad de los
tratamientos psicológicos. Aún la psicoterapia en nuestro país adolece de
evidencias que permitan ofrecer sistemas terapéuticos confiables. La revisión
de las investigaciones acerca de la efectividad de la TFS en otras latitudes
muestra la importancia de revisar los modelos que la sustentan para ofrecer servicios
idóneos. Debemos impulsar el desarrollo de investigaciones sobre nuestro
quehacer terapéutico en este contexto, definir con precisión las técnicas y
protocolos utilizados por los terapeutas de cualquier línea epistemológica para
construir modelos terapéuticos que puedan responder a las necesidades de
nuestros pacientes.
[1] Para los conceptos de este ensayo, recurriré
principalmente al trabajo de Ballesteros (2015)[1]
quien analiza la efectividad de los tratamientos psicológicos en su tesis
doctoral.
[2]
Marks, I.M. y O´Sullivan, G. (1992). Psicofármacos y tratamientos psicológicos
en la agorafobia/pánico
y en el trastorno obsesivo-compulsivo. En: Echeburúa,
E. (Ed.), Avances en el tratamientos
psicológico de los trastornos de ansiedad (pp.
97-114). Madrid: Pirámide.
[3]
Barlow, D.H. (1996). Health care police, psychotherapy research, and the future
of psychotherapy. American
Psychologist, 51, 1050-1058.
[4] Se
puede revisar: Lunsky, L. L. (1966). Science and Psychoanalysis. Archives of Internal Medicine, 117(5),
733-733; Erwin, E. (2015). Psychoanalysis and philosophy of science: basic
evidence. In Philosophy, Science, and Psychoanalysis. A critical meeting (pp.
37-58); Fusella, P. (2014). Hermeneutics versus science in psychoanalysis: A
resolution to the controversy over the scientific status of psychoanalysis. The
Psychoanalytic Review, 101(6), 871-894; García, J. E. (2003). La psicología
científica y los cuestionamientos al psicoanálisis. Neo-Skepsis, Nº, 6.
[5] A
partir de los datos de: Bados López, A., García Grau, E., & Fusté Escolano,
A. (2002). Eficacia y utilidad clínica de la terapia psicológica. International
Journal of Clinical and Health Psychology, 2(3). Páginas: 39-40
[6]
Los resultados que atañen a la terapia sistémica están escritos con letras
cursivas.
[7] Pinquart, M., Oslejsek, B., &
Teubert, D. (2016). Efficacy of systemic therapy on adults with mental
disorders: A meta-analysis. Psychotherapy Research, 26(2), 241-257.
[8] Russell Crane, D. (2008). The
cost‐effectiveness of family therapy: a summary and progress report. Journal of
Family Therapy, 30(4), 399-410.
[9] Crane, D. R., Hillin, H. H. and
Jakubowski, S. (2005) Costs of treating conduct disordered Medicaid youth with
and without family therapy. The American Journal of Family Therapy, 33:
403–413.
[10] Carr, A. (2009). The effectiveness
of family therapy and systemic interventions for adult‐focused problems. Journal
of family therapy, 31(1), 46-74.
[11] Leff, J., Vearnals, S., &
Brewin, C. R. (2002). The London Depression Intervention Trial: Randomised
Controlled Trial of Antidepressants v. Couple Therapy in the Treatment and
Maintenance of People With Depression Living With a Partner: Clinical Outcome
and Costs. Year Book of Psychiatry and Applied Mental Health, 2002(1), 115-116.
[12] Roozen, H. G., Boulogne, J. J., van
Tulder, M. W., van den Brink, W., De Jong, C. A., & Kerkhof, A. J. (2004). A
systematic review of the effectiveness of the community reinforcement approach
in alcohol, cocaine and opioid addiction. Drug and alcohol dependence, 74(1),
1-13.
[13] O'Farrell, T. J., &
Fals‐Stewart, W. (2003). Alcohol abuse. Journal of Marital and family Therapy,
29(1), 121-146.
[14] UKATT Research Team. (2001). United
Kingdom Alcohol Treatment Trial (UKATT): hypotheses, design and methods. Alcohol
and alcoholism (Oxford, Oxfordshire), 36(1), 11.
[15] Hogarty, G. E., Anderson, C. M.,
Reiss, D. J., Kornblith, S. J., Greenwald, D. P., Javna, C. D., & Madonia,
M. J. (1986). Family psychoeducation, social skills training, and maintenance
chemotherapy in the aftercare treatment of schizophrenia: I. One-year effects
of a controlled study on relapse and expressed emotion. Archives of general
psychiatry, 43(7), 633-642.
[16] Por ejemplo: Pfammatter, M.,
Junghan, U. M., & Brenner, H. D. (2006). Efficacy of psychological therapy
in schizophrenia: conclusions from meta-analyses. Schizophrenia bulletin,
32(suppl_1), S64-S80; Pharoah, F., Mari, J. J., Rathbone, J., & Wong, W.
(2010). Family intervention for schizophrenia. The Cochrane Library; McFarlane,
W. R., Dixon, L., Lukens, E., & Lucksted, A. (2003). Family psychoeducation
and schizophrenia: a review of the literature. Journal of marital and family
therapy, 29(2), 223-245.
[17] Campbell, T. L., & Patterson,
J. M. (1995). The effectiveness of family interventions in the treatment of
physical illness. Journal of Marital and Family Therapy, 21(4), 545-583; Campbell,
T. L. (2003). The effectiveness of family interventions for physical disorders.
Journal of Marital and family Therapy, 29(2), 263-281.
[18] Pinquart, M., Oslejsek, B., &
Teubert, D. (2016). Efficacy of systemic therapy on adults with mental
disorders: A meta-analysis. Psychotherapy Research, 26(2), 241-257.
[19] Hazelrigg, M. D., Cooper, H. M.,
& Borduin, C. M. (1987). Evaluating the effectiveness of family therapies:
An integrative review and analysis.
[20] Sexton, T., & Turner, C. W.
(2010). The effectiveness of functional family therapy for youth with
behavioral problems in a community practice setting. Journal of Family
Psychology, 24(3), 339.
[21]Szapocznik, J., Kurtines, W. M.,
Foote, F. H., Perez-Vidal, A., & Hervis, O. (1983). Conjoint versus
one-person family therapy: Some evidence for the effectiveness of conducting
family therapy through one person. Journal of Consulting and Clinical
Psychology, 51(6), 889.
[22]
Vale la pena revisar la crítica de la TF con el DSM V: Lebow, J. L. (2013). DSM‐V and Family Therapy. Family
process, 52(2), 155-160.
[23] Darwiche, J., & Roten, Y.
(2015). Couple and family treatments: Study quality and level of evidence.
Family Process, 54(1), 138-159.
[24] Sydow, K., Retzlaff, R., Beher, S.,
Haun, M. W., & Schweitzer, J. (2013). The efficacy of systemic therapy for
childhood and adolescent externalizing disorders: A systematic review of 47
RCT. Family Process, 52(4), 576-618.
[25] Carr, A. (2009). The effectiveness
of family therapy and systemic interventions for child‐focused problems. Journal
of family therapy, 31(1), 3-45.
[26] Etchison, M., & Kleist, D. M.
(2000). Review of narrative therapy: Research and utility. The Family
Journal, 8(1), 61-66.
[27] O'connor, T. S. J., Meakes, E.,
Pickering, M. R., & Schuman, M. (1997). On the right track: Client
experience of narrative therapy. Contemporary Family Therapy, 19(4), 479-495.
[28] Por ejemplo: COULEHAN, R.,
FRIEDLANDER, M. L., & HEATHERINGTON, L. (1998). Transforming narratives: A
change event in constructivist family therapy. Family Process, 37(1), 17-33.
No hay comentarios:
Publicar un comentario